Giggs, Bale y el golf
Recuerdo hablar con Piqu¨¦ durante una concentraci¨®n con la Selecci¨®n espa?ola en Inglaterra. Se hospedaron en Saint George's Park, las impresionantes instalaciones de la federaci¨®n inglesa¡ pero muy lejos del mundanal ruido. Desesperante, claro. No hab¨ªa nada qu¨¦ hacer, ni una sola distracci¨®n. Hay jugadores que lo prefieren as¨ª, pero es como tener un animal lleno de adrenalina encerrado. No puede acabar nunca bien. La selecci¨®n inglesa sufri¨® mucho con estas cosas: Gerrard odiaba los torneos veraniegos (Eurocopas o Mundiales), porque le alejaba de su familia y de su rutina. Lampard dorm¨ªa m¨¢s que nunca en esas concentraciones y nunca supo c¨®mo batir el hast¨ªo. Pero siempre ten¨ªan un rato de golf.
Sven Eriksson les dejaba ir a jugar en uno de los pocos d¨ªas de fiesta en los torneos y si luego se tomaban unas cervezas miraba hacia otro lado. Desde entonces se sabe que el golf, un deporte que provoca m¨¢s lesiones que el rugby, no conviene a los futbolistas porque fuerza la espalda y varios grupos musculares. Ryan Giggs, que lo prohibi¨® en la Copa China en la que jug¨® Gales, avis¨® a los suyos de que se olviden de entretenerse as¨ª durante el torneo. Les ha quitado el mayor hobby con el que cuenta el jugador brit¨¢nico medio. As¨ª que los jugadores, criados para competir, tendr¨¢n que buscar otro modo de expulsar esa energ¨ªa que llevan dentro. Que no se vayan a pensar que esto del f¨²tbol es diversi¨®n. Estos entrenadores-controladores¡