Las razones de Luis Enrique

Conclusi¨®n: a Robert Moreno le venci¨® el anhelo, se impacient¨® y eso aceler¨® su fin. En lugar de dejar que el tiempo y las circunstancias decidiesen, quiso precipitar los tiempos y eso hiri¨® a Luis Enrique, su valedor. As¨ª se entiende de la exposici¨®n de ¨¦ste ayer, al retomar el cargo. Una exposici¨®n inteligente, medida y serena. Habl¨® de un encuentro de 20 minutos (tan corta duraci¨®n ya hace imaginar una enorme frialdad entre ambos) en el que sinti¨® que la persona con la que hab¨ªa trabajado todos los a?os no era ya la misma. Luego, todo se precipit¨® y se produjo la fea salida. Ahora todo vuelve donde estuvo: Luis Enrique, seleccionador.

Pero sin Robert Moreno ya. Entiendo natural lo que ha sucedido entre ambas partes. Es dif¨ªcil que sucesor y sucedido se lleven bien, incluso si ¨¦ste ha contribuido a poner a aquel, como parece el caso. Florentino puso a Fernando Mart¨ªn y este dur¨® lo que tard¨® en creerse que era de verdad el presidente. En pol¨ªtica, para qu¨¦ hablar. Con frecuencia, el que deja el sitio espera del sucesor una pleites¨ªa que ¨¦ste quiz¨¢ no sienta ganas de rendirle. Y hasta puede bastar con deso¨ªr un consejo para que el que se ha ido, pero se sigue sintiendo con derecho a ejercer, se encabrite. Y a lo peor, hasta conspire. Si el que se va no se olvida, malo.

Esto ha pasado, claro. Lo que no s¨¦, con lo que cont¨® ayer Luis Enrique, es si a la conducta de Robert Moreno le cabe la palabra desleal. S¨ª la de ambicioso. En todo caso, creo que har¨ªa bien en dejar que esto acabe donde ha acabado, y no embarrarlo ahora con una r¨¦plica del tipo ¡°el desleal ha sido ¨¦l conmigo¡± o cosas as¨ª, por mucho que se lo pida el cuerpo. De esta aventura ha sacado, adem¨¢s de un dinero curioso, un oficio. Hace nada era un auxiliar semidesconocido de Luis Enrique, ahora puede entrenar en cualquier parte, porque su trabajo ha sido bueno. Y cuanto antes termine todo esto, mejor para todos, tambi¨¦n para ¨¦l.