La Davis, Piqu¨¦ y el convenio femenino
En los d¨ªas previos a la visita del Barcelona a Legan¨¦s, fue creciendo el runr¨²n medi¨¢tico acerca del supuesto cansancio de Gerard Piqu¨¦ por su ir y venir a Madrid. El cul¨¦ es el impulsor del nuevo formato de la Copa Davis de tenis, que tuvo su estreno en la Caja M¨¢gica de la capital. Se daba por hecho en gran parte de la opini¨®n p¨²blica que una actividad as¨ª no es compatible con el obligatorio descanso que exige su condici¨®n de futbolista profesional.
Hay cierta verdad en esta preocupaci¨®n, pero estamos hablando de un jugador muy experimentado, que lo ha ganado todo y con una personalidad e inteligencia contrastadas. Es decir, no hay por qu¨¦ dudar de la planificaci¨®n que, seguro, ¨¦l mismo previamente habr¨¢ hecho del esfuerzo que le supone esta labor empresarial y el reparto del descanso a lo largo de la semana previa a un partido de Liga. As¨ª tambi¨¦n lo habr¨¢ entendido su entrenador, al que el defensa afirma haber mantenido informado de esta actividad extraordinaria, aunque fuera llevada a cabo durante su tiempo libre. La pol¨¦mica ha existido porque este tiempo libre ha sido televisado, pero no ser¨¢ muy diferente a los esfuerzos fuera de los focos a los que Piqu¨¦ habr¨¢ dedicado muchas horas diarias en los ¨²ltimos meses, con reuniones y viajes, para conseguir que esta Davis viera la luz.
Me viene bien este ejemplo para hablar del entrenamiento invisible, que es algo que se empieza a inculcar desde muy joven a todo jugador. Se trata de todo aquello que se hace cuando no se est¨¢ vestido de corto, es decir, la mayor parte del d¨ªa. El ocio, el descanso y, por supuesto, la alimentaci¨®n deben depender siempre de la preparaci¨®n deportiva, estar todo supeditado a ¨¦sta y que nada de lo que haces fuera del f¨²tbol la perjudique. En otras palabras, el futbolista lo es las 24 horas del d¨ªa y as¨ª se tiene que comportar. Es una actitud, no s¨®lo una condici¨®n circunstancial.
Y, a su vez, esto me viene bien para hacer una reflexi¨®n de otro tema de actualidad. Se desbloque¨® finalmente la huelga del f¨²tbol femenino al alcanzarse un acuerdo entre clubes, federaci¨®n y jugadoras para firmar el nuevo convenio colectivo. Aprovecho para felicitar a mis compa?eros de AFE por su buen trabajo para lograr los objetivos de las futbolistas.
El convenio instaura unos m¨ªnimos en derechos laborales y sueldo que hacen que esta competici¨®n pueda ser considerada profesional. No comparto, por populista y facil¨®n, el argumento de que se debe igualar totalmente la situaci¨®n del f¨²tbol femenino con el masculino, que tiene un seguimiento masivo a a?os luz del resto de deportes. Dar¨ªa para otro art¨ªculo, pero, resumiendo, creo que son dos disciplinas deportivas hermanas, aunque, a la vez, completamente diferentes. Comparto que haya que promocionar y apoyar institucionalmente el deporte femenino para contrarrestar el ostracismo de d¨¦cadas. Y, como peleaban las futbolistas, que se implanten unos m¨ªnimos de dignidad y seguridad laborales, que para eso ya hay estructura de sobra en el f¨²tbol femenino actual. Y si hay clubes modestos que no est¨¢n preparados, pues que se ayuden entre clubes dentro de la patronal para cumplir con estos m¨ªnimos.
Para acabar, y a lo que iba, lo que menos me ha gustado del convenio femenino es que se fije la cotizaci¨®n al 75% de la jornada laboral. Es un progreso, porque hasta ahora los contratos profesionales, cuando los hab¨ªa, se firmaban como una ocupaci¨®n a media jornada, es decir, cotizando al 50%. Pero si hay voluntad real de profesionalizar completamente la ¨¦lite del f¨²tbol femenino en nuestro pa¨ªs, lo primero que hay que reconocer es que se trata de una actividad absorbente que ocupa la jornada laboral completa de las jugadoras. Su entrenamiento invisible es igual de necesario que el de Piqu¨¦. Y los entrenamientos, viajes y concentraciones se programan cualquier d¨ªa del calendario sin importar fines de semana o festivos. As¨ª que o 100% de cotizaci¨®n o las futbolistas seguir¨¢n estando infravaloradas como deportistas profesionales.
Carlos Matallanas es periodista, padece ELA y ha escrito este art¨ªculo con las pupilas.