El gol de Garci
El f¨²tbol como medida de todas las cosas. Cuenta Jos¨¦ Luis Garci que la prueba de que Pedro Casablanc es un actorazo (si antes no le has visto interpretar a B¨¢rcenas en B) es verle narrar a conciencia el gol del Minuto Largo en El crack cero, la precuela de la magistral sesi¨®n doble de Alfredo Landa como detective Areta. El actor no sabe nada de f¨²tbol. Pero ni repajolera idea: "Le tuvimos que explicar hasta el fuera de juego", bromea el director que gan¨® un ?scar para el Sporting con Volver a empezar.
Aquel golazo de Marsal (misteriosamente pronunciado como palabra llana pese a no llevar tilde) que Rela?o tantas veces ha relatado logr¨® parar el tiempo. Apenas unos segundos en el ¨¢rea sorteando rivales del Athletic que se preparaba para dar el golpe de los 11 aldeanos parecieron una eternidad en las gradas. Fue para el estadio Bernab¨¦u de 1957 como el gol al C¨¢diz del Buitre, ni?o bien como Marsal, para mi generaci¨®n. El jefe de homicidios Casablanc, que retoma el personaje del gran Jos¨¦ B¨®dalo (¨¦ste s¨ª futbolero, tan blanco que mientras actuaba en el teatro escuchaba a su Madrid con transistor y auricular ocultos), se lo describe a su amigo Areta como met¨¢fora del oficio, de polic¨ªa el a?o de la muerte de Franco.
Yo tambi¨¦n busco una met¨¢fora para mi equipo, que acaba de cambiar de entrenador. Ojal¨¢ el nuevo m¨ªster sea la imagen po¨¦tica de un Espanyol a salvo. Pero no me sale. S¨®lo veo el peligro de descenso y la necesidad de ox¨ªgeno para salvar esa vida de repuesto que, como la define siempre Garci en paralelo al cine, es el balompi¨¦. La dura realidad.
Por eso, al final del d¨ªa, en la derrota, el f¨²tbol no es met¨¢fora de nada. El f¨²tbol es la vida misma. Y hay que decirlo m¨¢s. Llegados a este punto, sin embargo, el ej¨¦rcito desarmado futbolero de V¨¢zquez Montalb¨¢n, la moralidad bajo palos de Camus, la leyenda del viejo Casale, el gol de Marsal en la pel¨ªcula de Garci y hasta esa vieja pel¨ªcula titulada A entrenador nuevo, victoria segura no me curan, pero alivian una barbaridad.