La Supercopa en Arabia Saud¨ª
De repente, veo al Gobierno poner objeciones a la Supercopa en Arabia Saud¨ª, proyecto estrella de Rubiales. Lo anunci¨® la ministra Cela¨¢, lo ratific¨® la secretaria de Estado, Mar¨ªa Jos¨¦ Rienda. Las objeciones tienen una base s¨®lida: el trato que aquella sociedad da a las mujeres es indigno. Eso es cierto. Tan cierto como que Espa?a tiene embajador en aquel pa¨ªs con el que el Rey Em¨¦rito ha tenido lazos de amistad, que Don Felipe VI lo visit¨® no hace mucho y que mantenemos excelentes relaciones comerciales, entre ellas la construcci¨®n del AVE a La Meca en la que particip¨® un fuerte consorcio de constructoras espa?olas.
La idea de Rubiales es convertir la Supercopa, un torneo menor perdido entre giras y amistosos de agosto, en un acontecimiento global que re¨²na a campeones y subcampeones de Liga y Copa. Dos semifinales y una final tras el par¨®n navide?o. Una forma de extender la imagen del f¨²tbol espa?ol al mundo y de obtener mejores ingresos para nuestros clubes. Me parece buena idea. Escogi¨® en principio Arabia Saud¨ª porque fue la mejor oferta. Ahora encuentra los reproches que no ha encontrado nadie antes. El f¨²tbol, con todo su poder, no se libra de ser mirado como sospechoso a la menor ocasi¨®n.
Por supuesto, encuentro detestable la posici¨®n de la mujer en la sociedad saud¨ª, pero soy un convencido de que el deporte, sean unos JJ OO en China, un Mundial en Qatar o una modesta Supercopa espa?ola en Arabia Saud¨ª, no produce m¨¢s que buenos contagios. Muestra en los lugares que visita que hay otras formas de vivir y estimula un cambio positivo. El f¨²tbol es el m¨¢s popular de los deportes, y lo que tiene Espa?a en cuanto a clubes est¨¢ entre lo mejor de lo mejor. Esa embajada futbol¨ªstica mostrar¨¢ a los y las saud¨ªes las ventajas de un mundo distinto a aqu¨¦l (menos distinto hace cincuenta a?os, si recordamos) y eso es muy deseable.