Este Espanyol no tiene m¨²sica
La m¨²sica, ese elemento capaz de amansar a una fiera como de alborotarla. Capaz de redondear una gran pel¨ªcula como de arruinarla. No hay buena canci¨®n que no acompa?e a un gran momento. El f¨²tbol, en su sentido m¨¢s deportivo tambi¨¦n es como la m¨²sica.
Cada jugador, dirigido por un director sin batuta pero con ch¨¢ndal, forma parte de un orfe¨®n sin m¨¢s instrumento que el bal¨®n. De ah¨ª, quiz¨¢, que a un mal equipo lo consideremos ¡®una banda¡¯. En esas andamos con el Espanyol. Nos debatimos entre los que vemos un posible orfe¨®n y los que observan una banda incapaz. Ambas opiniones confluyen en un punto: el Espanyol no tiene m¨²sica. O al menos, no ha sido capaz de mostrar en el campo las partitura.
El equipo, que anda con ritmo desacompasado, incluso parece haber perdido la sinton¨ªa con la afici¨®n. Nadie logra identificar el nuevo estilo que intenta imponer Gallego, no nos pega la cresta punk, ni el look reggaetonero latino, tampoco la majestuosidad de un chaqu¨¦ con pelo engominado. El aficionado no sabe qu¨¦ Espanyol ver¨¢. Tampoco lo saben en los palcos ni en el lejano oriente, all¨¢ donde se toman decisiones, donde observan con impaciencia y temor que la gran ¨®pera que planificaron en pretemporada no sea en realidad una farsa.