De Rakitic a Okazaki: las innecesarias humillaciones
Los equipos, presumiendo de poder¨ªo econ¨®mico, han considerado l¨ªcito humillar a sus profesionales a los que tratan como propietarios desp¨®ticos y desalmados.

Ha sido una ¨¦poca de miseria moral la que el f¨²tbol ha vivido en esta pretemporada y en este cierre de mercado que acaba de finalizar. Los equipos, presumiendo de poder¨ªo econ¨®mico, han considerado l¨ªcito humillar a sus profesionales a los que tratan como propietarios desp¨®ticos y desalmados. Es cierto que el f¨²tbol es un negocio manejado por multinacionales sometidas a las leyes de un mercado utilizado por agentes igualmente despiadados. Unos y otros han decidido que los futbolistas son como los balones, los patrocinios o las plataformas que retransmiten los partidos.
En virtud del mercado, han convertido a los futbolistas en mercanc¨ªa sometida a leyes que se arbitran en los despachos. Es una nueva esclavitud que dura ya demasiado tiempo, tambi¨¦n por culpa de los esclavizados, que aceptan contratos suculentos a cambio de vivir a expensas de las instancias que los someten.
En el siglo XXI de los derechos colectivos esto est¨¢ ocurriendo con luz, taqu¨ªgrafos y cintas de video retransmitido en directo como un cap¨ªtulo que tiene la est¨¦tica de la serie de Juego de tronos.

De Rakitic a Okazaki, pasando por Keylor Navas o Rodrigo, e incluso por Neymar, culpable de su propia comedia dram¨¢tica, la innecesaria exhibici¨®n humillante que se ha hecho de sus destinos, hasta el ¨²ltimo segundo del mercado, deber¨ªa avergonzar a directivos y aficiones. Es el s¨ªntoma de lo peor del f¨²tbol, la mercantilizaci¨®n de la fidelidad, el desprecio a los derechos de tener alma en un deporte que es cada vez m¨¢s una pr¨¢ctica de despacho y de despecho.