?De qu¨¦ sirven los mecanismos de prevenci¨®n?
Al inicio de la pretemporada, pudimos leer en grandes titulares el fichaje de Gr¨¦gory Dupont, preparador f¨ªsico de la selecci¨®n francesa en el ultimo Mundial de Rusia. Se habl¨® de su excelente preparaci¨®n f¨ªsica en Los Bleus, su gran capacidad de recuperaci¨®n y, sobre todo, de la ausencia de lesiones. Pues bien, no han pasado ni dos meses desde su contrataci¨®n y, a pesar de ser un magn¨ªfico preparador f¨ªsico, que nadie lo pone en duda, las lesiones siguen siendo un aut¨¦ntico calvario en el vestuario blanco. Eso viene a confirmar lo que siempre he mantenido: nadie esta en posesi¨®n de la varita m¨¢gica en la prevenci¨®n de las lesiones en el futbol profesional. Y a mayor carga de trabajo, mayor ser¨¢ el n¨²mero de lesiones, a pesar de todas las medidas preventivas que pongamos.
Y quien presuma de lo contrario, es que est¨¢ anclado en la ignorancia. Hace ya muchos a?os unos compa?eros editaron un libro sobre la prevenci¨®n de lesiones, porque ese a?o hab¨ªan quedado campeones y apenas hab¨ªan tenido lesiones. Pues bien, al a?o siguiente tuvieron todas las lesiones habidas y por haber.
Las exigencias f¨ªsicas del f¨²tbol actual son tan tremendas que los jugadores van a pagar las consecuencias mediante las secuelas, no s¨®lo ahora, sino tambi¨¦n en el futuro, por el grave deterioro no s¨®lo de sus articulaciones, sino del sistema cardiovascular. Nos estamos cargando la trayectoria futbol¨ªstica de los jugadores. Antiguamente se jugaban de 40 a 50 partidos en una temporada. Sin embargo, en la actualidad hay futbolistas que han sobrepasado los 70 partidos. Y adem¨¢s, acortando los periodos de descanso entre partidos...
Antiguamente las pretemporadas ten¨ªan un sentido y un contenido. Hoy d¨ªa este sentido y contenido tienen el mismo significado: prima el aspecto econ¨®mico sobre el deportivo. Y as¨ª vemos partidos amistosos a miles de kil¨®metros, con madrugones intempestivos, largas esperas en aeropuertos, cambios de horarios y comidas y un largo etc¨¦tera de circunstancias adversas que nada tienen que ver con una pretemporada adecuada.
Y como hay que preparar f¨ªsicamente a los jugadores en pocos d¨ªas, se aumenta la carga de trabajo de forma indiscriminada. En ocasiones hasta con tres entrenamientos en el mismo d¨ªa, ignorando totalmente la fisiolog¨ªa del esfuerzo, que dice que el descanso es fundamental para la recuperaci¨®n tanto del aparato osteomuscular como del aparato cardiorrespiratorio.
Dormir bien. El descanso forma parte importante del estado f¨ªsico y del rendimiento de un deportista. Y dentro del descanso, el sue?o es fundamental para la recuperaci¨®n del deportista tras un esfuerzo extenuante, ya que en ¨¦l se produce una relajaci¨®n muscular, disminuye la actividad card¨ªaca y hay una recuperaci¨®n de la actividad cerebral. Yo he dicho en infinidad de ocasiones que un buen sue?o en ocasiones es mucho mejor que un buen entrenamiento. Pero cualquiera se atreve a decirle eso al entrenador de turno.
Una sobreactividad f¨ªsica nos va a llevar inexorablemente a la fatiga muscular, que existe aunque veamos que el jugador corre y corre a m¨¢s no poder. Pero no observamos los s¨ªntomas indirectos de la fatiga como son: la imprecisi¨®n en el pase, enlentecimiento del sentido de la anticipaci¨®n, control inadecuado del bal¨®n, escasa capacidad de desmarque, disminuci¨®n en la potencia de salto, menor capacidad de concentraci¨®n y fallos en los mecanismos de automatismo, es decir, dificultad para jugar de memoria. Y todo esto se traduce en una falta de definici¨®n, en falta de gol. Y no olvidemos que eso es la esencia del f¨²tbol.
Por todo esto, el mejor entrenador es el que sabe buscar el dif¨ªcil equilibrio entre entrenamiento, competici¨®n y descanso. Porque no hay que olvidar que se entrena para competir, no se compite para entrenar. Por ese motivo, yo no comprendo todav¨ªa como en los partidos nocturnos, que terminan casi a las doce de la noche, se duchan, estiran y dem¨¢s y llegan a casa sobre la dos de la madrugada y al d¨ªa siguiente entrenamiento a las doce de la ma?ana, cuando el jugador ha conseguido dormir escasamente de tres a cinco horas, en el mejor de los casos.
Si queremos aumentar el n¨²mero de partidos tendremos que disminuir el n¨²mero de entrenamientos y la intensidad. Y eso es porque no basta con correr, sino que hay que correr bien y a tiempo. Si no es as¨ª, nos cargaremos la gallina de los huevos de oro, ya que acortaremos considerablemente la vida deportiva del futbolista, a la vez que pondremos en entredicho y en peligro su salud futura.