La nueva ola solo respeta a Peaty
Dos leyendas vivientes de la nataci¨®n, la estadounidense Katie Ledecky y la sueca Sarah Sjostrom, han recibido en estos Mundiales el aviso de lo ef¨ªmero que es el mundo del deporte. Su hegemon¨ªa ha sido tan visible que sus derrotas en los 400 metros y los 100 mariposa producen una sensaci¨®n de incredulidad. Pero de la misma manera que ellas irrumpieron con 15 a?os como irresistibles ganadoras, una nueva generaci¨®n de estrellas avanza como un cicl¨®n.
No es, ni mucho menos, la hora final de su dominio. La novedad es que ahora se sienten amenazadas y vulnerables. De la misma manera que la joven Ariarne Titmus, estandarte de la fant¨¢stica nueva ola australiana, acab¨® con el imperio Ledecky en los 400 metros, la canadiense Maggie MacNeil, 19 a?os, estudiante de segundo a?o en la Universidad de Michigan, arroll¨® a Sjostrom en el 100 mariposa.
Hasta 2019, la mejor marca de MacNeil era 58.44 segundos, un tiempo que no la inclu¨ªa en ning¨²n radar como finalista en los Mundiales. En estos meses, se ha consagrado en el circuito universitario estadounidense y ha trasladado sus progresos a la piscina de 50 metros. MacNeil ha rebajado casi tres segundos su mejor registro personal. Gan¨® con un tiempo de 55.83 segundos, con un aplastante segundo largo de piscina. Ni Sjostrom, que detenta el r¨¦cord mundial con 55.48 segundos, ha sido m¨¢s r¨¢pida que MacNeil en la segunda parte de la carrera (29.06).
Sobre la canadiense, representante de un pa¨ªs que cuestiona seriamente el dominio estadounidense en la nataci¨®n femenina, recaer¨¢ el peso de la atenci¨®n en v¨ªsperas de los Juegos. Mientras tanto, otra leyenda parece invulnerable. Es el brit¨¢nico Adam Peaty. Gestiona los 100 braza como si hubiera llegado de Marte.