Landa: del luto a la esperanza
Hay un enorme contraste entre aquel Mikel Landa del primer descanso del Tour, deprimido, hundido, triste, pesimista, y este otro Landa de la segunda jornada de reposo, exultante, crecido, optimista, feliz. Hace una semana ped¨ªa un periodo de luto, un par de d¨ªas para asimilar por qu¨¦ la mala suerte siempre martillea a la misma persona. El alav¨¦s llegaba a la carrera en una dulce forma, como se ha comprobado despu¨¦s, y hab¨ªa tenido la pericia de meterse en el grupo cabecero de los abanicos, cuando una maniobra tan involuntaria como torpe de Barguil le envi¨® a la cuneta. Aquellos 2:09 minutos no van a volver a golpe de lamentaciones, as¨ª que Landa ha hecho lo que mejor sabe hacer, que es recuperar la bandera del Landismo y lanzarse al ataque en la monta?a para encandilarnos con su ciclismo imposible.
Landa lleva dos a?os seguidos como el mejor espa?ol del Tour (4? en 2017 y 7? en 2018) y va camino del tercero. Esa es la realidad de nuestro pelot¨®n. Hay una tendencia de ciertos aficionados a defender el ciclismo como un espect¨¢culo ajeno a las banderas, y es cierto que eso puede llenar a muchos, pero lo que enamora a la mayor¨ªa es seguir a uno de los suyos. O si no que pregunten en Francia, que 34 a?os despu¨¦s sue?a con un campe¨®n, Alaphilippe o Pinot. El Tour est¨¢ igualad¨ªsimo a falta de seis d¨ªas, con seis ciclistas apretados en 2:14 minutos frente a tres etapas de los Alpes con seis puertos por encima de los 2.000 metros, en las que a¨²n pueden caer minutadas. Landa est¨¢ m¨¢s lejos, a 4:54 del l¨ªder y a 3:03 del podio. La remontada suena a imposible, pero el Landismo ha resurgido y eso ya es suficiente raz¨®n para creer.