El coraz車n y la humedad del Palau
En las noches grandes, el viej赤simo Palau suda junto por el Bar?a. Sobre esa humedad resbal車 Campazzo y luego el aro rechaz車 el bal車n de Thompkins. El Bar?a sigue vivo en la final, seguramente de manera merecida. Esta vez fue mejor el Madrid, pero el 迆ltimo segundo le devolvi車 lo que le hab赤a quitado en el Palacio. No fue una victoria cualquiera. El Bar?a perd赤a 38-49 y daba unos s赤ntomas de agotamiento que seguramente confundieran al Madrid, que por un momento se vio campe車n. Se vio entonces el Bar?a que hab赤a desaparecido hace a?os. Sac車 coraz車n porque no le quedaba mucho m芍s y complet車 un ejercicio de supervivencia incre赤ble que alarga una serie en la que el Madrid tiene un punto o dos m芍s baloncesto, pero en la que el Bar?a ha recuperado el orgullo perdido.
Cuentan que el regreso de Madrid el lunes por la noche fue dur赤simo, que los jugadores del Bar?a estaban realmente mal. El Madrid, adem芍s, estuvo mand車n y seguro de s赤 mismo, con un fant芍stico Rudy. Enemigo p迆blico del Palau, no hay jugador como Rudy cuando est芍 en su punto f赤sico, desequilibrante en los dos lados de la cancha. Rudy, Campazzo y Thompkins cogieron la bandera para terminar con la Liga. Apareci車 entonces Heurtel, que est芍 jugando una final memorable que contrasta con la deprimente imagen de Pangos, superado de forma preocupante (por lo que queda de serie) por las circunstancias. El partido lleg車 otra vez al cara o cruz. Era dif赤cil tenerle fe al Bar?a, pero eso cuenta poco. Quien m芍s fe se tiene hace tiempo es el propio vestuario. Su resistencia result車 admirable. La final sigue.