Sergio Garc¨ªa no logra centrarse
Hace dos a?os est¨¢bamos celebrando la Chaqueta Verde de Sergio Garc¨ªa en el Masters de Augusta. Ya hab¨ªa acariciado un Major en varias ocasiones: aquella corbata y aquellos cuatro hoyos de desempate en el Open Brit¨¢nico de 2007 ante Padraig Harrington, aquella presentaci¨®n en sociedad con 19 a?os a un golpe de Tiger Woods en el PGA Championship, donde volvi¨® a terminar segundo en 2008... La historia le deb¨ªa un grande. Y se lo cobr¨® en una edici¨®n inesperada, cuando los ojos del aficionado se giraban hacia Jon Rahm. Quiz¨¢ esa competencia se convirti¨® en una motivaci¨®n. El caso es que venci¨® en Augusta, en un 2017 muy especial para su vida: tambi¨¦n se cas¨®, conoci¨® su futura paternidad¡ Todo parec¨ªa rodado para el de Borriol, pero de repente cay¨® en un pozo del que no es capaz de escapar.
Sergio no ha superado el corte en Augusta, por sexta vez consecutiva en un Major. Otro fin de semana libre. Un precipicio profundo para un experto golfista que, a sus 39 a?os, encadena 79 presencias en los grandes. La crisis se acent¨²a por su mal car¨¢cter. En esta oscura etapa, Sergio colecciona desplantes a aficionados, a periodistas, a rivales¡ La Ryder Cup y Valderrama emergieron como brotes verdes a finales de 2018, pero no tard¨® en recaer. En febrero fue expulsado del torneo de Arabia Saud¨ª por da?ar intencionadamente los greens, un d¨ªa despu¨¦s de patear un b¨²nker: ¡°Esos caddies de mierda¡¡±. Algo pasa con Sergio. Su sonrisa deslumbrante en la v¨ªspera del Masters, acompa?ado en los Pares 3 por su mujer Angela y su hija Azalea, se torn¨® el viernes en nubarrones y malas pulgas. No logra centrarse. Podr¨ªa pedirle la f¨®rmula al resucitado Tiger.