El derbi de Barcelona sigue en forma a pesar de las diferencias
Que no se pierda. Ahora que corre el rumor de que una ¨¦lite de equipos europeos querr¨ªan jugar una Superliga entre los m¨¢s ricos del continente en fin de semana menoscabando el papel de las competiciones dom¨¦sticas es una buena oportunidad para reivindicar algo tan divertido, competitivo y emotivo como es un derbi. El s¨¢bado jugar¨¢n Bar?a y Espanyol en el Camp Nou un partido que aparentemente ha perdido punto de ebullici¨®n respecto a tiempos pasados, pero que sigue concitando grandes pasiones entre los aficionados de uno y otro bando.
Tenerse ganas. Visto desde lejos podr¨ªa mantenerse que el derbi barcelon¨¦s ha deca¨ªdo. Creo que no es verdad. Por mucha brecha de presupuesto, clasificaci¨®n y ¨¦xito que se haya abierto entre ambos, el d¨ªa que se enfrentan Barcelona y Espanyol desaparecen las diferencias. Cierto es, que si nos aferramos a las estad¨ªsticas, el Bar?a gana much¨ªsimo m¨¢s a menudo que su rival ciudadano, pero no en una proporci¨®n mayor respecto a la que practica con cualquier otro equipo de presupuesto y objetivos parecidos al Espanyol. La diferencia est¨¢ en que, habitualmente, le cuesta mucho m¨¢s ganar al Espanyol que a otro equipo como el blanquiazul.
Il¨®gicos y valientes. Los pericos son una especie peculiar que puede pasarse una temporada despellejando al equipo, la junta y el entrenador, pero que cuando ven llegar la nave blaugrana por el horizonte se unen con un optimismo a menudo fuera de cualquier l¨®gica deportiva e hinchan el pecho y despliegan plumas listos para luchar de igual a igual ante el Bar?a.
La llamada del ADN. Por su parte, los aficionados del Barcelona pueden pasarse el a?o ignorando al conjunto blanquiazul exceptuando alguna derrota ante un rival menor que sirve para ridiculizar al familiar, compa?ero o amigo perico o para reprocharle, con raz¨®n o sin ella, que le ponen sistem¨¢ticamente la alfombra al Real Madrid. Es decir, excepto en momentos puntuales, el Espanyol no existe para el cul¨¦ hasta que llega el momento de jugar contra los blanquiazules. En ese instante, a punto de empezar el partido, el ADN cul¨¦ se activa y el soci recuerda su c¨®digo gen¨¦tico y el mundo blaugrana se reduce ¨²nicamente a la misi¨®n de derrotar al rival ciudadano. Puede que durante 36 jornadas el derbi barcelon¨¦s viva aletargado, pero cuando sale de la cueva es brutal. No se puede perder esa rivalidad.