La picaresca aplicada al f¨²tbol
El gesto de Sergio
Dar¨¢ que hablar, ya da que hablar, el gesto de Sergio Ramos cuando derriba a Messi, ¨¦ste cae al c¨¦sped, doli¨¦ndose, sigue el juego, lo sigue tambi¨¦n el Bar?a, y el madridista prosigue sus evoluciones como si la persona que est¨¢ en el suelo, evidentemente dolorido, no tuviera nada que ver con ¨¦l. Fue, y perdonen si me excedo mis amigos madridistas, un gesto de picard¨ªa. La picard¨ªa es el exceso de confianza de los ni?os, que creen que todo est¨¢ permitido si no te miran los mayores. Lo que pas¨® con Sergio en ?msterdam tambi¨¦n fue un gesto de p¨ªcaro; ¨¦l declar¨®, casi jugando, que hab¨ªa provocado la falta.
Ra¨ªz de la picaresca
Tras el lance de ?msterdam, cuando se dio cuenta de que lo miraban los mayores, Sergio Ramos se desdijo. En ese momento se dibuj¨® en su rostro la seriedad que supon¨ªa su desacato a la ley del f¨²tbol. Y fue cay¨¦ndose por una escalera de errores hasta provocar lo que, con acierto, As titul¨® 'Sincericidio'. En el caso de su entrada exagerada a Lionel Messi, el capit¨¢n del Madrid esquiv¨® algunos argumentos que son capitales en un campo como el del Madrid. En primer lugar, que lo vio todo el mundo, que no todo el mundo lo aprueba, y que no todo el mundo perdona, ni siquiera los propios te perdonan. Y m¨¢s a¨²n: es el capit¨¢n.
Obligaci¨®n de l¨ªder
El f¨²tbol se ha ido preparando contra la picaresca. Todos estos vares que se han creado para alejar de los campos la manipulaci¨®n de este juego que, en estas altas categor¨ªas, es tan multimillonario, no son sino fielatos para que no se cuelen por ah¨ª los aprovechados que no se prestan demasiado al control de las leyes humanas o administrativas. Los clubes tendr¨ªan que ser los que vigilen de cerca a los suyos cuando delinquen o burlan las leyes del f¨²tbol. Y, en los equipos, el l¨ªder tiene m¨¢s obligaci¨®n que nadie. Sergio, pues, debe hacer examen de conciencia.
P¨ªcaro controlador
Muchas veces los clubes ocultan o defienden a los propios y atacan desmanes ajenos. Y por ah¨ª se cuelan picard¨ªas, ejercicios mayores o menores de la picaresca. Ahora bien, hay otras picard¨ªas del controlador de LaLiga, su presidente, que act¨²a con maneras transparentes y es opaco como los futbolistas cuando disimulan sus verg¨¹enzas. Ahora ha tenido la ocurrencia de eliminar de los estadios la presencia de los periodistas que cuentan lo que pasa a pie de campo. ?Con qu¨¦ objeto? Como dec¨ªa aquel viejo que mareaba a sus hijos con el lugar de su entierro, si en el pueblo de arriba o en el pueblo de abajo, "por joder".
Pie de campo
Esa ausencia del periodismo de pie de campo es un contradi¨®s del f¨²tbol. Otras cosas ha hecho Javier Tebas, que han mareado a jugadores y aficionados. Pero esta iniciativa, denunciada por Carrusel, pone patas arriba uno de los factores del f¨²tbol: el testimonio a ras de c¨¦sped. Los que seguimos siendo aficionados zarandeados por la pasi¨®n y el recuerdo de grandes jugadas y de tantas derrotas, nos hicimos escuchando el esforzado testimonio de los que andaban por la banda con la velocidad de Gento (es un decir) para contar qu¨¦ pasaba. En 1952 comenz¨® Carrusel, el f¨²tbol contado. Tebas quiere interrumpir su aroma.
Contra el insulto
Mi amigo Mariano Mart¨ªnez me pidi¨® hace a?os para Turpial un libro sobre lo que me preocupara. Escrib¨ª 'Contra el insulto'. Empezaba en las redes a institucionalizarse la mala crianza. Ahora ya el insulto es tan atosigante que aquel libro se ha quedado como un bienintencionado pellizco de monja. Pero lo traigo aqu¨ª para dolerme de que escritores o periodistas reputados se permitan insultar, con palabras de insulto, a Ramos por lo que hizo el s¨¢bado. El insulto nunca es leg¨ªtimo, ni para se?alar al que no hizo lo que deb¨ªa. Ni en el f¨²tbol ni en lugar alguno. Insultar es peor que una picard¨ªa.
La frase
"La picaresca nace en la literatura pero despu¨¦s la copia el pueblo"
Enrique Vila-Matas, autor de 'Bartleby', aficionado al Bar?a, en entrevista con Marco Ruiz en As