Solari, Isco y el mango de la sart¨¦n
Todo personalidad. El Real Madrid pasa apuros y las cr¨ªticas vienen en todas direcciones. De las muchas que van dirigidas a Santiago Solari, las m¨¢s injustas son las que le dibujan como un t¨¦cnico sin alma y sin ideas. Si algo ha demostrado el argentino es su imperiosa personalidad, traducida en decisiones firmes, a contracorriente de lo que har¨ªa alguien que busca contentar artificialmente y con populismo. Cualquier entrenador es esencialmente ego¨ªsta, busca ganar y jam¨¢s va a decidir algo que crea que perjudicar¨¢ al equipo. Por eso es deducible que, en cuanto a Isco, hay razones deportivas de peso para su actual ostracismo, a las que se sumar¨¢ una falta de feeling entre ambos, pero esto ¨²ltimo es secundario o directamente consecuencia de lo primero.
La situaci¨®n del malague?o es pol¨¦mica porque as¨ª debe ser. Uno de los mayores talentos del f¨²tbol espa?ol no encaja en un equipo en horas bajas. Por tanto, se entiende el debate, el enfado de parte de cr¨ªtica y p¨²blico. Pero no es de recibo que tanta gente se olvide de que a una sola persona le pagan por sujetar la sart¨¦n por el mango. Solari, adem¨¢s, demuestra que la agarra con fuerza. Y eso es lo primero que debe asumir el propio Isco. Ni todo su talento le otorga salvoconducto para estar por encima de esta vieja ley del f¨²tbol. O pasa por el aro y, con buena actitud y talante, convence a su entrenador de que est¨¢ equivocado, o s¨®lo le queda esperar sentado a ver qui¨¦n se va antes del Madrid, si Solari o ¨¦l.
Por la boca muere el pez. Nadie le va a explicar a estas alturas a Solari las particularidades del club blanco. Pero s¨ª viene bien recordarle que su singular afici¨®n no est¨¢ acostumbrada a vivir con problemas que son cotidianos en el 99% de los equipos del mundo. En lo futbol¨ªstico, ha hecho un diagn¨®stico perfecto de la situaci¨®n y est¨¢ actuando en consecuencia. El Madrid tiene problemas para imponerse ahora mismo a cualquier equipo, prima ser pr¨¢ctico para regenerar el estado an¨ªmico y la confianza individual y colectiva, pensar partido a partido, ir asegurando una plaza entre los primeros cuatro puestos y sacar su hist¨®rico orgullo en los torneos de eliminatorias para, cuando llegue la primavera, replantearse objetivos reales. Todo pinta a que ser¨¢ una temporada intrascendente, de transici¨®n, tras la mala gesti¨®n del verano. Pero si un equipo ha demostrado que incluso en a?os grises puede ganar t¨ªtulos importantes ese es el conjunto de Chamart¨ªn. Del Bosque tom¨® medidas id¨¦nticas al encontrarse una crisis similar en la temporada 1999/00, y pas¨® de recibir una manita del Zaragoza en casa, con pa?olada del Bernab¨¦u incluida, a levantar la Octava en Par¨ªs, con defensa de cinco, pese a acabar quinto en Liga. En aquella temporada, como en esta, el Madrid se conform¨® varias veces con un empate en campos de equipos medianos o peque?os, porque tambi¨¦n cosech¨® sonadas derrotas y angustiosas victorias. La diferencia es que Del Bosque no lo admit¨ªa p¨²blicamente como s¨ª hizo Solari en Villarreal, por ejemplo. Y no ha sido el ¨²nico exceso de sinceridad p¨²blica del argentino como entrenador del primer equipo. Mejor que trabaje en silencio. El madridismo lleva muy mal que le recuerden que corren tiempo de lentejas y no de caviar.
El VAR. El problema del VAR est¨¢ en la grada. Tras una vuelta completa con la tecnolog¨ªa en el arbitraje espa?ol, me reafirmo en las previsiones que hice aqu¨ª en junio de 2017. La mayor¨ªa de las pol¨¦micas se basan en un problema de hace d¨¦cadas. Hasta que p¨²blico y analistas, al completo, no admitan que la interpretaci¨®n del ¨¢rbitro de turno es lo ¨²nico que vale y lo que hay que respetar, incluidos los deportistas, con extrema comprensi¨®n (como ocurre de forma admirable en el rugby, por ejemplo), seguiremos asistiendo a un debate absurdo, destructivo y constante que hace peor al f¨²tbol. Los errores de implementaci¨®n del VAR que, aunque pocos, los hay, se afrontar¨ªan mucho mejor si todos rem¨¢ramos para el mismo lado con ¨¢nimo constructivo respecto a la labor del juez de la contienda. Pero ya s¨¦ que esto es una utop¨ªa en este deporte y en este pa¨ªs.
Carlos Matallanas es periodista, padece ELA y ha escrito este art¨ªculo con las pupilas.