Nada es lo que se espera
EI a?o previsto como el de las calurosas bienvenidas por mi vuelta de Barcelona, se convirti¨® en el de las despedidas m¨¢s amargas. Le dije adi¨®s a los ojos que mejor me ve¨ªan: nadie mira como miran las abuelas a sus nietos. De repente, tuve que remontar un partido que cre¨ª ganado incluso sin jugarlo. Ese partido, el del 2018, est¨¢ llegando a su fin.
Por m¨¢s que algunos se empe?en en no creerlo, el deporte nos sirve a unos pocos para entender la vida. El f¨²tbol en general y este a?o concreto del Espanyol, con todas las distancias salvables, tambi¨¦n nos llevan hacia el entendimiento.
En el a?o perico nadie esper¨® que fu¨¦ramos a dudar de la permanencia del equipo, de hecho, nadie esperaba que Quique no fuera a terminar el curso. Despu¨¦s, muy pocos confiaron en ese remedio llamado David Gallego a modo de parche hasta que el equipo empez¨® a encadenar victorias hasta lograr una c¨®moda permanencia.
Cuando empez¨® la pretemporada, ning¨²n espa?olista pudo suponer que el reemplazo de Gerard Moreno pod¨ªa incluso ilusionar m¨¢s que el canterano. En esas fechas, nadie crey¨® en el Darderismo.
Cuando arranc¨® LaLiga, ni los m¨¢s optimistas del lugar (entre los que me incluyo) pudimos imaginar que nuestro equipo ser¨ªa una de las grandes sensaciones, pero es que, y en esto me vuelvo a incluir, nadie pudo imaginarse que tras la ilusi¨®n, llegar¨ªan seis derrotas consecutivas y un estado de ¡®yo que s¨¦, que qu¨¦ se yo¡¯, que nadie logra entender.
Visto y vivido este partido en 2018, lo mejor es que del 2019 no esperemos nada, que sigamos confiando en nuestras posibilidades y que lo que venga, sea siempre lo mejor posible. Y si no, pues ya nos adaptaremos. Feliz vida.