Los ultras y el Bar?a, un problema de orden p¨²blico fuera del campo
Cambiaron las reglas. Ya es imposible esconder por m¨¢s tiempo al elefante dentro de la habitaci¨®n. El f¨²tbol espa?ol vive un repunte de la cultura (por llamarla de alguna manera) ultra y el Barcelona es uno de los clubes m¨¢s afectados. Las normas han cambiado. Para nada sirve recuperar los par¨¢metros de los a?os 80 y 90 de los llamados Old School. Los ultras del f¨²tbol actual la mayor¨ªa de veces ni acuden al estadio o, si lo hacen, es a nivel particular en sus localidades sin dar un ruido. Los problemas est¨¢n fuera y son de orden p¨²blico. Afectan m¨¢s a la polic¨ªa que a los equipos, que controlan sus espacios de animaci¨®n. Otra cosa es lo que pasa cerca del estadio.
Olviden a los Boixos. Como muestra de que los tiempos han cambiado est¨¢ la denominaci¨®n gen¨¦rica que utilizamos los medios de comunicaci¨®n, que seguimos refiri¨¦ndonos a los ultras del Bar?a como Boixos Nois cuando es una marca gen¨¦rica que es incapaz de explicar lo que grupos con nombre y apellido (Supporters Bar?a, Cachorros, Combate FCB, Casuals y Mini Casuals) protagonizan. Generalizar en Boixos es err¨®neo y antiguo.
Sin control. Coincidiendo con la visita del Bar?a a Vallecas, 150 miembros de estos grupos a los que la prensa denomin¨® Boixos acudieron a pelearse con los Bukaneros sin ninguna intenci¨®n de entrar en el campo. Ni el Bar?a ni el Rayo les vendieron entradas, muchos (no todos) tienen prohibido acceder a recintos deportivos y ni lo intentan. La pelea fue m¨¢s all¨¢ de los dos grupos. Los locales, ante la amenaza, se reforzaron con Riazor Blues, Biris y miembros de un par de gimnasios de boxeo del barrio para defender el bar Lieja en un enfrentamiento entre estos grupos antifascistas y los ultras del Bar?a, que son mayoritariamente de extrema derecha, aunque su lema ¡°only Bar?a¡± les legitima para zurrarse con los de Unidad Nazional del Espanyol en la ¨²ltima manifestaci¨®n por la unidad de Espa?a en la que coincidieron en Barcelona.
M¨¢s peligrosos. Antiguos ultras Old School del Bar?a, Espanyol, Atl¨¦tico de Madrid y Real Madrid, que eran respetados en los 80 y 90 y que ya han dejado a un lado la vida de malote reconocen que esta nueva generaci¨®n es ¡°m¨¢s peligrosa de lo que jam¨¢s fuimos¡±. Admiten que est¨¢n m¨¢s organizados, m¨¢s preparados y que si ellos se miraban en los ingleses, estos lo hacen en los rusos. Tenemos un problema. Y serio.