La ambici¨®n trunca el deporte
El poder y el dinero son las eternas ambiciones del ser humano. Al ser un m¨¦dico humanista, como es mi caso, cuyo trabajo diario consiste en curar, recuperar o mejorar el dolor de los pacientes, me resulta realmente dif¨ªcil comprender que existan personas que anteponen factores econ¨®micos o de otra ¨ªndole a la salud de los dem¨¢s. Siempre se ha dicho que el deporte es salud, si bien es cierto que el deporte profesional dista mucho de este eslogan debido a la intensidad del esfuerzo f¨ªsico que implica, pero no por las condiciones en las que se practicaba. Sin embargo, en la actualidad, las condiciones en las que se lleva a cabo el deporte de ¨¦lite tampoco son saludables, ya que lo ¨²nico realmente importante es el dinero, pasando a un segundo plano el resto de cuestiones. Tal es el caso, por ejemplo, de las condiciones inhumanas en las que los tenistas han tenido que competir en el Open de Estados Unidos. Hemos podido ver c¨®mo a Federer le costaba respirar y ten¨ªa visi¨®n borrosa, ambos s¨ªntomas del famoso conocido golpe de calor. O la marat¨®n en la que, a 100 metros de la meta, el atleta cae al suelo exhausto, sin poder levantarse, y nadie acude a socorrerle. Algunos consideran que ?en eso consiste el deporte!
En etapas del Tour de 250 kil¨®metros para as¨ª recorrer m¨¢s municipios, increment¨¢ndose de este modo el beneficio econ¨®mico, pero sin reparar en el esfuerzo tit¨¢nico que supone para el corredor. Y ahora, en el f¨²tbol, permitir disputar partidos a pleno sol del d¨ªa, con 35? de temperatura, cuando existe unanimidad en la Organizaci¨®n Mundial de la Salud y en la Medicina del Deporte a la hora de desaconsejar la pr¨¢ctica de ejercicio f¨ªsico a esas horas, ya que puede suponer un grave perjuicio para la salud. Pero el criterio m¨¦dico no importa. Lo relevante es el factor econ¨®mico.
Pero relegar la salud a posiciones tan irrelevantes puede traer consecuencias catastr¨®ficas para los deportistas. En la conciencia de cada cual queda su papel, a favor o en contra, de que la ambici¨®n y el dinero prevalezcan frente al resto, desluciendo de este modo el deporte que tanto amamos los que tenemos la suerte de que sea nuestro campo no solo de ocio sino tambi¨¦n de trabajo.