El tercer tiempo
Naturaleza del f¨²tbol
Vi el partido del Bar?a en el Nuevo Anoeta en MetroKing, un asador uruguayo en plena playa de El M¨¦dano, Tenerife. La Real Sociedad hizo que Ernesto Valverde sudara la camiseta hasta que Demb¨¦l¨¦ le dio una alegr¨ªa. Multimillonarios en el campo escondiendo su varita m¨¢gica. Jugadores de privilegio discutiendo faltas, tomando ventajas infantiles. Delante, voluntariosos donostiarras (la mayor¨ªa) poniendo en jaque a un alem¨¢n inspirado, Ter Stegen. La l¨®gica no existe ni en la vida, c¨®mo va a existir en el f¨²tbol. Aqu¨ª funciona una frase que avalar¨ªa Valdano, en el f¨²tbol hasta que el rabo pasa todo es toro.
Gloria de San Mam¨¦s
El partido de San Mam¨¦s ya lo vi en casa, inspirado por la infancia, cuando todos ¨¦ramos del Madrid, del Bar?a¡ o del Athletic de Bilbao. Entonces se dec¨ªa el Bilbao, algo que ahora ser¨ªa anatema. Pero nadie nos puede quitar de la memoria el sabor de aquellos nombres propios: Carmelo, Or¨²e, Garay, Canito, Mauri, Maguregui¡ Sigan los que tienen esos recuerdos. Fue una alineaci¨®n hist¨®rica, a la que luego le falt¨® Garay, que se fue al Bar?a. Elegante como Gary Cooper. Gracias al dinero que dej¨® ese fichaje, el Athletic arregl¨® el estadio. Ahora este otro San Mam¨¦s es como Wembley 2.0. Una gloria del f¨²tbol.
La autocr¨ªtica
Jugar en San Mam¨¦s te obliga hasta la autocr¨ªtica. A veces se dan partidos horribles en esa catedral, y la gente vuelve a sus casas, padres, hijos, nietos, como si se les hubiera muerto el r¨ªo. El nivel de exigencia es similar al nivel de la historia. En esta ocasi¨®n al partido le vi buenos presagios: ese abrazo con palabras entre Lopetegui y Muniain. Este es un jugador curioso: tiene dos caras, el ni?o y el pillo, igual que Demb¨¦l¨¦ va por el mundo con cara de Did¨ª asombrado. Era un estreno especial para Lopetegui, como si en el seno de sus arrugas se estuviera fabricando una autocr¨ªtica.
Sabidur¨ªa de Isco
Isco le levant¨® el ¨¢nimo a su entrenador, que hasta que el malague?o entr¨® el campo era un semblante cerrado. Muniain marc¨®, pero se rompi¨® luego, habiendo dejado contrito a su amigo Lopetegui. Isco determina cualquier cosa; viaja por el ¨¢rea como Eulogio Mart¨ªnez (?qui¨¦n se acuerda?, jug¨® con Garay), sabiendo el momento en que debe parar su acelere. Ese es el instante en que Unai, heredero prematuro de Kepa, sinti¨® que lo que no se puede es tambi¨¦n imposible. Los que coleccionamos los viejos cromos, como hac¨ªa el sabio Bernardo Salazar, podemos decir que este Athletic honra a Carmelo, Or¨²e, Garay, etc..
El misterio del f¨²tbol
Tiene raz¨®n Valdano. Esto del f¨²tbol es un bello misterio. Con dos de pipas hacen del Celta un equipo ganador, o por lo menos precipitado por esa senda, o a la Real aguerrida, y, sin embargo, el equipo que lo iba a ganar todo, el Atl¨¦tico, con nombres propios que vienen de ganar un Mundial, se siente fan¨¦ y descangayado ante equipos de peso menor. ?De peso menor el Eibar? Ah¨ª est¨¢ Mendilibar, capaz de sacar petr¨®leo de alta calidad de nombres propios que (a¨²n) no dicen nada. ?Qu¨¦ le pas¨® al Aleti? Lo que dice Valdano: hasta que el rabo pasa todo es f¨²tbol. Y el toro te cornea mientras tanto.
Y el misterio del tenis
Est¨¢ Espa?a tan acostumbrada a ganar al tenis que parece que ha pasado como una sombra por el semblante la figura y la ausencia de Nadal. En Copa Davis no estuvo pero es la potente simbolog¨ªa de este deporte. Perdi¨® Espa?a. Claro, no estaba Rafa. Cuando se ausenta pasa como con otras ausencias (la de Cristiano, seg¨²n Valdano). Vendr¨¢n otros que alg¨²n d¨ªa van a ser como Cristiano (ya los hay, se supone) y lo mismo pasar¨¢ con Nadal. Pero se hace cuesta arriba imaginar que la edad romper¨¢ la magia que lo hace insuperable. ?Ganar sin Nadal? Se hace raro. Es un misterio.