Mira bien la talla al cambiar de chaqueta
En muchas ocasiones, subestimamos el favor que nos hacen aquellas personas que, estando a nuestro lado y sin una justificaci¨®n aparente, eligen irse por su cuenta y dejarnos atr¨¢s. El cine, las series o el pop, salvo en contadas excepciones, nos han encaminado hacia la dramatizaci¨®n en ese tipo de decisiones unilaterales. Incluso, a veces, nos hemos sentido culpables y no aliviados. ?Te quieres ir? Vete. Adi¨®s y gracias. Sin dramas. Sin miradas nost¨¢lgicas a trav¨¦s de la ventana de un domingo lluvioso.
Pensaba en ello leyendo la noticia de los canteranos que decidieron irse al Barcelona. En la cantera del Espanyol cada final de agosto se vive algo as¨ª. Este verano han sido ocho los tr¨¢nsfugas que vest¨ªan la blanquiazul y han decidido irse a vestir de azulgrana. No eran pericos, solo vest¨ªan nuestra chaqueta. Porque perico es el que quiere estar: ya sabemos que nadie puede huir de lo que realmente le mueve el coraz¨®n.
En la Ciudad Deportiva solo hay lugar para los que se consideran rebeldes de verdad. Si el Espanyol no les acelera las pulsaciones, que se vayan y que se busquen otro sol. Est¨¢n en su derecho. Lo que no podemos hacer es llorarles. Ni tampoco ellos esperar a que se llore por su p¨¦rdida.
Otro aspecto que me viene a la mente con esta historia es la figura del representante de jugadores en edad escolar. Un sinsentido que est¨¢ haciendo m¨¢s da?o al f¨²tbol base. Otro argumento m¨¢s para el contexto dif¨ªcil del Espanyol, pues ya exist¨ªa el imperioso deseo de los padres de ver a su hijo en, al menos, un minuto de gloria de carrera deportiva. Fichar por el Bar?a procedente del Espanyol parece asegurarles eso. Pero quiz¨¢s lo que no han reparado, ni padres ni representantes, es que ni uno solo debuta en el Camp Nou.