Luis Enrique, el polivalente
Los periodistas preguntaron dudosos a Luis Rubiales si Luis Enrique ser¨ªa capaz de mantener el buen ambiente. El presidente de la RFEF puntualiz¨® que hay dos ambientes, el interno y el externo. Es el segundo el que preocupa a m¨¢s gente, vista la actitud habitual del ext¨¦cnico barcelonista. Yo le presupongo el sosiego necesario que implica tan prestigioso puesto. ?l ya ha dicho que es mayor para cambiar. Tampoco debe ser otra persona, solamente darse cuenta de una vez, que para eso tiene ya 48 a?os, de que la Prensa es el mensajero y que, cuando habla con ella, lo est¨¢ haciendo con el aficionado, figura que no tiene por qu¨¦ asistir a sus reiterados desplantes e iron¨ªas. Adem¨¢s, que con esa actitud ¨²nicamente ha conseguido alimentar el tipo de pol¨¦micas extrafutbol¨ªsticas que tanto le sacan de quicio. Ha sido part¨ªcipe de lo que le molesta.
Pero salvo esa calma y ecuanimidad necesaria, nadie le pide que cambie. Porque han sido precisamente su personalidad y su fuerte forma de ser las que le convirtieron en gran futbolista primero y en gran entrenador despu¨¦s. De corto, se hizo famoso por su polivalencia, en unos a?os donde era poco habitual a¨²n. Pas¨® de delantero goleador a medio de banda (por ambas indistintamente) e, incluso, lleg¨® a jugar de lateral en el Real Madrid. Ya como cul¨¦ se erigi¨® en atacante total, con multitud de recursos, manteniendo siempre su actitud combativa, lo que le llev¨® a ser durante un par de temporadas el futbolista espa?ol m¨¢s en forma, s¨®lo frenado por alguna lesi¨®n.
Me recuerda un excompa?ero de vestuario, ahora historiador, muy hincha de el Roma, que los inicios de Luis Enrique en los banquillos fueron mucho m¨¢s ortodoxos que lo que demostr¨® despu¨¦s. Lleg¨® al equipo romanista con la ¨²nica experiencia del Barcelona B. Fue recibido como el nuevo Guardiola, en pleno apogeo del tiqui-taca espa?ol. Sin margen para la transici¨®n, impuso a rajatabla el estilo de aquel Bar?a en un equipo sin jugadores preparados para ello. La apuesta era espectacular pero no muy efectiva y, algo poco habitual, consigui¨® que la exigente afici¨®n del Roma y la decena de medios que siguen obsesivamente la actualidad del club le dieran un margen de confianza que los malos resultados no respaldaban. Aquel Roma de la 2011-12 fue el ejemplo perfecto de c¨®mo el juego de posesi¨®n, con el equipo abierto y una apuesta siempre ofensiva puede volverse un sistema muy vulnerable. En la liga m¨¢s t¨¢ctica, los rivales sacaron petr¨®leo de esperar agazapados y aprovechar un error en un pase o una jugada a bal¨®n parado. Pese al s¨¦ptimo puesto, el club ten¨ªa intenci¨®n de darle continuidad al proyecto una temporada m¨¢s. Pero Luis Enrique, haciendo gala de su poco usual perfil, renunci¨® a su contrato. Algo le hab¨ªa hecho reflexionar aquella experiencia italiana.
El a?o en Vigo y, sobre todo, los tres en el Barcelona mostraron un t¨¦cnico m¨¢s vers¨¢til, m¨¢s acorde a lo todoterreno que hab¨ªa sido como jugador. Muy comentado y conocido es el cambio que introdujo en el ideario de juego cul¨¦. El f¨²tbol evoluciona y a los equipos dominantes les acaban saliendo rivales con propuestas ant¨ªdoto. Luis Enrique dio polivalencia a la propuesta barcelonista para ser capaz de ganar todo tipo de partidos. Se cans¨® de ser siempre ¨¦l el que sufriera las emboscadas del rival y ensay¨® fases del juego donde su equipo fuera el que contragolpeara o buscara una finalizaci¨®n fugaz y a traici¨®n.
Dec¨ªa Xavi en estas p¨¢ginas que cambiar el estilo de Espa?a ser¨ªa un error. Por supuesto, en eso estamos todos de acuerdo. Nuestro talento para dominar el bal¨®n y someter al adversario con nuestra privilegiada t¨¦cnica debe seguir siendo el n¨²cleo del juego de La Roja. Pero para lo que viene Luis Enrique es para enriquecer y ampliar el modelo, gracias a las condiciones de los jugadores que tiene a su disposici¨®n. Es el m¨¢s indicado para encontrar la mezcla entre habilidosos como Isco o Thiago, la determinaci¨®n de Sa¨²l, la verticalidad de Asensio y la figura de un delantero centro de referencia, por ejemplo.
El nuevo calendario obliga a pocos ensayos, porque dos semifinalistas del Mundial, puede que el campe¨®n, nos esperan por partida doble en oto?o. Hasta marzo, no llega la clasificaci¨®n para la Euro con sus habituales cenicientas donde hacer probaturas. As¨ª, veremos ya ante Croacia e Inglaterra cu¨¢l es la f¨®rmula que trae Luis Enrique para evolucionar a Espa?a. Pero seguro que buscar¨¢ ampliar recursos para no ser nunca previsibles. Lo que tenemos todos claro es que la propuesta la aplicar¨¢ con firmeza y caiga quien caiga. Tener fuerte car¨¢cter tambi¨¦n es una virtud para ser seleccionador espa?ol en estos momentos. Pero mejor si lo demuestra dentro del vestuario solamente.
Carlos Matallanas es periodista, padece ELA y ha escrito este art¨ªculo con las pupilas.