Diego Costa, coronel de los rebeldes
Las fotos y la atenci¨®n planetaria fueron para Cristiano. Pero el Espa?a-Portugal dej¨® un logro mucho m¨¢s importante y dif¨ªcil de ver que un hat-trick en un Mundial. La actitud de ¡®La Roja¡¯ en su debut es digna de un an¨¢lisis, para explicar en las escuelas no s¨®lo deportivas.
Simplificando, hay ¨²nicamente dos maneras de saltar a un campo de f¨²tbol o de cualquier otra disciplina: a acosar o a sentirse acosado. La primera es la condici¨®n habitual de los favoritos, de los grandes, de los todopoderosos. La segunda, la del resto de los mortales. Los que deben defender su candidatura a ganarlo todo deben lidiar con un peso que no pueden eludir, la responsabilidad de tener que demostrar las expectativas creadas. Una presi¨®n que ha hundido a grandes promesas a lo largo de la historia. No s¨®lo hay que ser un privilegiado t¨¦cnico, f¨ªsico y t¨¢ctico, lo m¨¢s importante es la mentalidad para convivir con esa losa permanentemente.
El resto de los deportistas viven ajenos a esa presi¨®n suprema y, cuando deben enfrentarse al todopoderoso, sienten una sensaci¨®n salvaje e instintiva, la raz¨®n fundamental que permite que algunas veces ganen a los que son mejores que ellos. Es la rebeld¨ªa. Rafa Nadal tuvo hasta una transformaci¨®n est¨¦tica cuando pas¨® de rebelde a n¨²mero uno. Mientras se enfrentaba a la tiran¨ªa imbatible de Roger Federer, le ve¨ªamos sin mangas y con pantalones m¨¢s propios de un ba?ador playero que de jugador de tenis. En cuanto alcanz¨® la cima y pas¨® a conocer la responsabilidad de defender el primer puesto del ranking, su firma deportiva le puso mangas, dise?os m¨¢s habituales, polos con cuello y pantalones m¨¢s cl¨¢sicos.
Pero a veces pasa que aquellos acostumbrados a jugar con la responsabilidad de tener que ganar y avasallar en cada partido se topan con una realidad que les obliga a replantearse todo. Es el caso de lo sucedido ahora con la Selecci¨®n espa?ola. El cese traum¨¢tico de Lopetegui es una amenaza para la estabilidad an¨ªmica de un grupo de jugadores que persiguen la gloria. As¨ª saltaron al ol¨ªmpico de Sochi el viernes. Cuando un gigante siente la incertidumbre del fracaso temprano, lo m¨¢s habitual es que se le vuelvan los pies de barro y el batacazo sea monumental. Recibir un gol a los cuatro minutos agrava la sintomatolog¨ªa. Que tu portero, uno de los m¨¢s seguros del mundo, te asome de nuevo al abismo con un error propio de un cadete, deber¨ªa meterte en la UCI en estado de coma. Demasiada sa?a del destino.
Pero lo m¨¢s rese?able, lo verdaderamente llamativo de lo que pas¨® ante Portugal fue la reacci¨®n de los nuestros. Es muy dif¨ªcil lo que hicieron, una gran noticia que puede sustentar por s¨ª sola un posible ¨¦xito absoluto en este torneo. Ese grupo de futbolistas que estaba sobre el campo, apoyado por sus compa?eros en el vestuario en el descanso y llevado con tranquilidad por Hierro, encontr¨® el camino en medio de la oscuridad. Rodeados por millones de dudas, tiraron de rebeld¨ªa para echarlas abajo y reivindicarse.
Hubo un punto de inflexi¨®n cuando el partido todav¨ªa nos atemorizaba a todos. El primer gol de Diego Costa. ?l es un coronel con muchas batallas ganadas en inferioridad. El Atl¨¦tico aporta ese ingrediente a la Selecci¨®n, acostumbrado a pelear de t¨² a t¨² con los m¨¢s grandes de Espa?a y Europa potenciando siempre una actitud rebelde. Pero no s¨¦ qu¨¦ me emocion¨® m¨¢s, si la pelea uno contra cuatro (VAR incluido) ganada por Costa o el pase en largo previo de Busquets. Porque el barcelonista, habituado toda su vida a no dividir un bal¨®n, ni en su club ni en La Roja, en el momento cr¨ªtico donde ni siquiera gan¨¢bamos las segundas jugadas, puso toda su fe en la indomabilidad de la Pantera. Costa, al fin, lo demostr¨® tambi¨¦n con Espa?a cuando m¨¢s lo necesit¨¢bamos todos, jugadores, t¨¦cnicos y millones de aficionados.
Para gestionar el golpe del error de De Gea, el equipo ya conoc¨ªa el camino. Sublevarse ante la tenaz adversidad para que aparecieran otra vez nuestras virtudes. Empatamos de nuevo y nos adelantamos gracias a Nacho. No es casualidad, el Real Madrid ha levantado Copas de Europa abanderando principalmente esta peculiar insurrecci¨®n de equipo grande contra las cuerdas. Y Nacho es un soldado aventajado, garant¨ªa ante cualquier desaf¨ªo de esta ¨ªndole.
De hecho, no se gan¨® porque enfrente ten¨ªamos precisamente al rey de los rebeldes, Cristiano Ronaldo. Un atacante que ha basado siempre su ¨¦xito en contestar con goles y m¨¢s goles a los que le niegan ser el m¨¢s grande. Hasta el punto de hacernos dudar por unos instantes de una verdad incuestionable y que admite poco debate: Messi es el mejor y m¨¢s completo futbolista del mundo, si no de la historia. Pero humano. ?Cu¨¢nto habr¨¢ tenido que ver que fallara el penalti ante Islandia con el hat-trick del portugu¨¦s unas horas antes?
Pues ya sabemos la f¨®rmula para superar un empate que pudo ser una victoria por lo demostrado en el c¨¦sped. Y esa rebeld¨ªa es la que debe sacar tambi¨¦n De Gea para alejar los miedos que seguro le acechan. A la f¨®rmula conocida de la posesi¨®n apabullante estilo Barcelona, esta Espa?a suma ahora la rabia de los dientes apretados. No ser¨ªa extra?o que engrosara la lista de grandes campeones nacidos de sobreponerse a graves heridas an¨ªmicas. Ser¨ªa un ¨¦xito superior al de Sud¨¢frica. Legendario.
Carlos Matallanas es periodista, padece ELA y ha escrito este art¨ªculo con las pupilas.