El arte de los resultados cortos
El problema de la Selecci¨®n espa?ola no es el delantero centro. Su principal obst¨¢culo es la condici¨®n de equipo dominador, ganada a pulso a base de t¨ªtulos y de monopolizar la posesi¨®n. Ninguna selecci¨®n va a osar disputarle tal privilegio en el cara a cara, en consecuencia, todos los partidos se parecer¨¢n en el planteamiento inicial del adversario de turno. Un repliegue intensivo que propicia partidos generalmente sin apenas ocasiones claras de La Roja. Cuanto mayor es la calidad t¨¢ctica y f¨ªsica del rival, y Suiza demuestra gran nivel en ambas, mucho m¨¢s dif¨ªcil ser¨¢ poner en apuros al portero rival.
No es algo nuevo. Y dar¨ªa igual que se tuviera en plantilla a cualquiera de los mejores goleadores de la historia del f¨²tbol. A Ronaldo, Van Nistelrooy, Torpedo M¨¹ller o, incluso, Cristiano, les ocurrir¨ªa lo mismo que a todos los atacantes que han sido la punta del esquema de Espa?a los ¨²ltimos diez a?os. Porque el ariete es quien m¨¢s depende de los dem¨¢s para entrar en juego y, si los centrocampistas espa?oles, los mejores del mundo, no han sido capaces de generar m¨¢s ocasiones, es que realmente no hay muchas m¨¢s opciones de encontrar con asiduidad al finalizador del equipo.
Esto nos ha llevado a convivir con resultados cortos. Es muy bonito el recuerdo en el aficionado de los tres veranos donde levantamos la copa. Pero no conviene olvidar lo que hubo que sufrir para lograrlo. Fueron muchos partidos ag¨®nicos en los que el dominio y superioridad abrumadores no eran correspondidos con un marcador tranquilizador. Y no fue falta de acierto de los delanteros lo que nos meti¨® en problemas, lo que s¨ª justificar¨ªa abrir un debate acerca de su rendimiento, sino la inmensa dificultad que present¨® el rival para dejarnos siquiera disparar a puerta. Su principal obsesi¨®n era y es que no fluya el juego espa?ol en el ¨²ltimo cuarto de campo. La ¨²nica manera que tienen de sobrevivir a tanta excelencia t¨¦cnica y talento ofensivo de los nuestros.
Suecia en grupos, Italia en penaltis y el asedio alem¨¢n el cuarto de hora final del d¨ªa de la gloria en Viena, en 2008. Chile, Portugal, Paraguay, Alemania y Holanda, todos ganados por la m¨ªnima, en 2010. Y Croacia en grupos y los penaltis de las semifinales ante Portugal, en 2012. Ejemplos todos donde se pend¨ªa de un hilo y donde se super¨® el desaf¨ªo con mucho m¨¢s que la aportaci¨®n ofensiva. El desastre del ¨²ltimo Mundial vino, precisamente, por fallar en aquello que nos permiti¨® marcar las diferencias en los torneos anteriores, nada que ver con el delantero centro. Ante Holanda, ganando y en un partido que parec¨ªa igual de controlado que siempre, nos vapulearon a la contra. Y Chile nos dio una lecci¨®n de entusiasmo y poder¨ªo f¨ªsico hasta borrar de las mentes de los jugadores de Espa?a el gen ganador. Igual que el partido perdido ante Croacia en el 90¡¯ hace dos a?os, pre¨¢mbulo de la debacle ante Italia, fin de la era Del Bosque.
Los buenos resultados y sensaciones desde que lleg¨® Lopetegui han reinstaurado el profundo respeto que se nos tiene en todo el planeta. As¨ª que nos esperan partidos id¨¦nticos a los conocidos en las ¨²ltimas fases finales. Como ante Suiza. Por tanto, el ¨¦xito no depender¨¢ tanto de qui¨¦n ocupe el puesto m¨¢s avanzado como de la capacidad que tenga el equipo para gestionar los resultados cortos. Todos deseamos que salgan partidos como el reciente ante Argentina o la final ante Italia en 2012. Pero esas son las excepciones. Es pr¨¢cticamente imposible ganar un Mundial sin sentir el abismo de la eliminaci¨®n varias veces durante el torneo.
Lopetegui opta, en principio, por Costa para ocupar el puesto de nueve. Espera que, en las pocas ocasiones que tenga, aparezcan su agilidad y versatilidad en el remate de primeras y su facilidad para convivir con las dificultades para que su equipo le deje en bandeja tiros claros. Estas condiciones, m¨¢s su habilidad para generarse ocasiones desde la nada, tras un bal¨®n dividido o una presi¨®n al rival, le han convertido en jugador de primer nivel. Aunque todav¨ªa el atl¨¦tico no las ha explotado en la Selecci¨®n, son las virtudes que hicieron de Villa el mejor delantero de la ¨¦poca dorada de La Roja. Por encima de la mayor o menor capacidad de asociaci¨®n. Caracter¨ªsticas que tambi¨¦n permitieron que Alc¨¢cer dejara tan buenas sensaciones en sus apariciones con Espa?a, s¨®lo frenadas por el evidente error que supuso su fichaje por el Barcelona.
Ya sea Rodrigo, Costa, Aspas o un falso nueve, debemos acostumbrarnos a que, probablemente, las ocasiones ser¨¢n escasas. Ser¨¢ igual de importante aprovecharlas que evitar concederlas en el ¨¢rea propia. Errores como el de De Gea en Vila-real marcar¨¢n mucho m¨¢s las diferencias que las caracter¨ªsticas de los jugadores elegidos para el ataque. Es el arte de sobrevivir a resultados cortos.
Carlos Matallanas es periodista, padece ELA y ha escrito este art¨ªculo con las pupilas.