El golpe... en Vilaxoan
En aquel bar de Vilaxoan hab¨ªa cuatro pantallas de plasma y un retroproyector gigante ofreciendo en directo el Sevilla-Barcelona. Apartados en una mesa, un grupo de ni?os celebraba un cumplea?os, mientras el resto de la clientela segu¨ªa las evoluciones del partido y unos postadolescentes debat¨ªan sobre el resultado final apurando sus consumiciones junto a una m¨¢quina de apuestas deportivas.
Quedaban menos de 10 minutos y era evidente que el 3-0 estaba m¨¢s cerca que el 2-1. A¨²n as¨ª, para levantar la moral a mi hijo peque?o Mario, le dije que ¨ªbamos a remontar el 2-0 en contra y que a¨²n nos iba a sobrar tiempo. Mario es un Barcelonista reciente, como corresponde a sus once a?os, y ya no le vale solo con la Liga. Es lo malo de crecer en tiempos de abundancia. En mi ¨¦poca 'campeon¨¢bamos ' (que dir¨ªa Sotil) cada 14 a?os. Ahora mi hijo reclama su tercer triplete y de paso batir el recod de imbatibilidad de la Real Sociedad. Y no me refiero al que puede igualar ya la pr¨®xima jornada, que ese consiste en unir dos temporadas en un mismo tramo invicto y no tiene tanto m¨¦rito. Estoy hablando del bueno, el de la temporada 79-80, aquel en el que en una liga de 18 equipos y 34 jornadas se plant¨® en la pen¨²ltima invicto y l¨ªder. Y fue precisamente el Sevilla de Bertoni, Scota -y el malet¨ªn de Luis de Carlos- el que le impidi¨® completar todo un ejercicio sin perder y ganar la Liga por primera vez en su historia. Aquel partido se lo perdi¨® Roberto L¨®pez Ufarte por un inoportuno c¨®lico nefr¨ªtico. Al a?o siguiente se vengar¨ªa inextremis Zamora en El Molin¨®n a 30 segundos del final cuando en el viejo Zorrilla Juanito y Pineda ya lo celebraban por adelantado.
Pero volvamos al interior del bar, que siempre se queja Rela?o de que divago y luego estas cr¨®nicas no entrar en la maqueta. All¨ª segu¨ªa yo animando a mi hijo y porfiando con la remontada cuando lleg¨® el momento de pedir unos albari?os y productos t¨ªpicos de la R¨ªa de Arousa para todo la cuadrilla que me acompa?aba. Me vine arriba. "Si el Bar?a no remonta en estos cinco minutos pago yo. ?Quien cubre la apuesta? No hubo que repetirlo. Bego?a, Juantxo y su primo ?scar la aceptaron, y por all¨ª empezaron a desfilar tapas de pulpo, navajas y botellas de Fillaboa.
Era ya el minuto 87 de partido y los contragolpes sevillistas provocaban ol¨¦s entre los comensales cuando Luis Su¨¢rez en posici¨®n imposible consegu¨ªa el 2-1. Era justo el 87'17 y algunos de los clientes saltamos a celebrarlo (desde la m¨¢s estricta neutralidad, por supuesto). En pleno subid¨®n les dije que si quer¨ªan a¨²n pod¨ªan retirarse a tiempo. No hab¨ªan ni contestado cuando uno de los chavales que estaban junto a la m¨¢quina de las apuestas deportivas pas¨® a mi lado, y casi sin rozarme, con un susurro bajo e inaudible, me sopl¨® en la oreja: "Mant¨¦n la apuesta. Acaba de empatar Messi".
Cre¨ª que se confund¨ªa y le respond¨ª que el que hab¨ªa marcado era Su¨¢rez y que segu¨ªamos perdiendo 2-1. Ni siquiera hab¨ªa sacado de centro el Sevilla pero me dio por recordar la pel¨ªcula de El Golpe, aquella en la que Paul Newman y Robert Redford tangan un past¨®n a un mafiosillo con una apuesta a los caballos. Seguro que la recuerdan. Estaba ambientada en plena depresi¨®n del 29. Resulta que le hacen creer que la narraci¨®n por la radio de las carreras llega justo a la casa de apuestas con un retardo de un minuto, y que ellos tienen un corredor que de forma secreta y por medio de un mensaje cifrado en cable le da el ganador, el segundo y el tercero en entrar en meta para cubrir sin riesgo las apuestas.
Me da la impresi¨®n de que en algunos locales actualmente s¨ª que hay un desfase temporal de un minuto entre la narraci¨®n televisiva y el cierre de las apuestas deportivas. Porque entonces lleg¨® el empate de Messi, justo un minuto despu¨¦s, en el 88'17, en el mismo momento en el que el mesonero repon¨ªa unas tablas de pulpo, navajas, n¨¦coras y sus correspondientes tazas de albari?o. Ese s¨ª que fue un golpe, y no el mill¨®n de d¨®lares que se repartieron Newman y Redford.