El regreso de los pesos pesados
Recientemente le¨ª la biograf¨ªa de Mike Tyson, Toda la verdad, con el ¨¢nimo de experimentar un gozo similar que con la de Andre Agassi, Open. Ni comparaci¨®n. En la parte final del libro, el boxeador se autodefine como un ser despreciable. A esas alturas, el lector hace tiempo que ha llegado a la misma conclusi¨®n. Tyson es el ejemplo de lo que nunca debe ser un deportista. El boxeo le sac¨® de la delincuencia juvenil, pero su mala cabeza le devolvi¨® a una espiral a¨²n peor hasta arruinarle: drogas, fiestas, despilfarro, maltrato, broncas, c¨¢rcel¡ El m¨¢s brillante p¨²gil actual libra por libra, Floyd Mayweather, no cay¨® en ese hoyo, pero trasmite una imagen parecida rodeado de mujeres, coches, d¨®lares y lujos extremos. Estos ejemplos, y muchos otros, no hacen ning¨²n bien a un deporte que ha vivido acompa?ado de leyendas negras.
La mayor¨ªa del boxeo no es as¨ª. Al rev¨¦s. En los ¨²ltimos tiempos ha habido una eclosi¨®n de los gimnasios en Espa?a, que exprimen sus mejores valores a trav¨¦s de la modalidad sin contacto. Tyson irrumpi¨® como un fen¨®meno medi¨¢tico en los 80, que resucit¨® los pesos pesados. La categor¨ªa reina perdi¨® luego inter¨¦s con el dominio de los Klitschko, con un boxeo del Este, m¨¢s acad¨¦mico y menos espectacular. Ahora vive un repunte. Anthony Joshua meti¨® a 90.000 personas en Wembley en su unificaci¨®n con Wladimir Klitschko. Este s¨¢bado acudir¨¢n 75.000 a Cardiff para otra unificaci¨®n con Joseph Parker. Y a¨²n faltar¨ªa la pelea estelar con Deontay Wilder, el monarca WBC, que llenar¨ªa tantos estadios como quisieran. Su misi¨®n es recuperar el gancho de los pesados, sin enterrar la dignidad del boxeo y del deporte.