Ricardinho, el Ja¨¦n y los se?oritos
Hubo un tiempo en el que para jugar al f¨²tbol sala casi hab¨ªa que pedir perd¨®n. ¡°Es un deporte de se?oritos¡±, sentenciaban algunos amantes de la furia con el ¨²nico objetivo de hacer de menos al resto. No se perdonaba la elecci¨®n de esta disciplina por delante del f¨²tbol 11, el de toda la vida, o simplemente la reconversi¨®n. La especificidad quedaba relegada, supuestamente, para los que no val¨ªan en el campo grande o para los que ya estaban de vuelta. Una reaccionaria forma de ver la vida que ahora tambi¨¦n se repite, por ejemplo, con la opini¨®n de los m¨¢s puristas del tenis respecto al boom del p¨¢del. El Inter, con su legendaria trayectoria, y el Ja¨¦n, con su esp¨ªritu de superaci¨®n, est¨¢n siendo (como muchos otros protagonistas) claves para acabar con esta leyenda urbana, para profesionalizar el gremio hasta poner al COI contra las cuerdas en sus dudas de hacerlo ol¨ªmpico y para ser capaces de llenar un escenario como el WiZink, relegado para las estrellas del baloncesto y del rock.
Es imposible hablar del f¨²tbol sala sin emocionarse con la proeza del Ja¨¦n y, por supuesto, sin derivar el discurso hacia Ricardinho, la bandera de esta disciplina de sal¨®n pese a la reciente derrota. He sentido esto d¨ªas a algunos aficionados contrariados, que quiz¨¢s no se acercaban a este deporte desde los malabarismos de Paulo Roberto, por no haber podido ver la mejor versi¨®n del portugu¨¦s. Lesionado en la final del Europeo el 10 de febrero, recort¨® los plazos de su recuperaci¨®n con la fe de un ganador y quiso estar para aportar en favor del equipo, aunque no pudiera apenas encarar como le gusta. He ah¨ª su grandeza. Su liderazgo sin alzar la voz, su forma de dosificarse en busca de sensaciones, su implicaci¨®n en defensa, la humildad para sentarse cada tres minutos de entrega y su deportividad con el campe¨®n al finalizar la final confirman que estamos ante un jugador de ¨¦poca. Su gol resumen lo que es.
Pero de todas las conversaciones y sensaciones escuchadas en la vibrante Copa, me quedo con alguna realizada a mi espalda en la grada por un hombre de f¨²tbol como Marcos Alonso, el padre del nuevo internacional de Lopetegui y unos de los referentes de la ¨¦poca pre-tiquitaca. ?l me dio una de las alegr¨ªas del fin de semana, sin pretenderlo, cuando explicaba a otros futboleros de su quinta el espect¨¢culo que estaban contemplando: ¡°Ricardinho tiene algo diferente. Piensa un segundo antes que el resto y se esfuerza siempre un poco m¨¢s que los dem¨¢s. Da gusto verle¡±. Que el mundo del f¨²tbol ya reconozca y ayude a este deporte, como por ejemplo hace LaLiga econ¨®micamente, es vital para su consolidaci¨®n. El d¨ªa que el propio f¨²tbol sala deje de modificar su reglamento cada solsticio ya estaremos ante el panorama so?ado y perfecto. La charla de Pich¨®n Alonso, de verdad, es algo m¨¢s que una an¨¦cdota aislada en mitad de esta sublevaci¨®n gloriosa del Ja¨¦n a lomos de Chino. Marca un cambio de tendencia. Por fin, todos hablamos de ¨ªdolos y no de se?oritos.?