M¨¢s all¨¢ de los campos de Castilla
Forges naci¨® en Madrid; todos sus dibujos y vi?etas remiten a los campos de Castilla, desolados, culminados en lejanos y tristes campanarios, como reflejos actuales de las pesadillas de don Quijote de la Mancha. Pero esa fue su geograf¨ªa imaginada, su met¨¢fora del presente de Espa?a, un pa¨ªs en el que hasta las ciudades tienen reminiscencias de lo que fue su soledad medieval.
Pero para el f¨²tbol, Antonio Fraguas ech¨® campo adelante y lleg¨® a Bilbao. No fue ni del Atl¨¦tico de Madrid ni del Real Madrid, ni tampoco fue del Bar?a o del Valencia, o del Recreativo de Huelva, que le hubiera pegado a su car¨¢cter y a su humor anglosajones y, en todo caso, perif¨¦rico. Forges se hizo del Athletic de Bilbao. No fue una decisi¨®n exc¨¦ntrica o solitaria: muchos de los que somos perif¨¦ricos y no abrazamos la fe blanca ni la fe rojiblanca madrile?a, optamos por el Athletic como primer o segundo equipo. Forges se hizo del Athletic de Bilbao por lo mismo que los muchachos de entonces quer¨ªamos: el equipo vasco era, y es, un grupo aferrado a la tierra, sin for¨¢neos en su filas, y eso entonces ya empezaba a ser una rareza. A esa esencia completamente vasca de la alineaci¨®n, se sumaba en el equipo de Mauri y Maguregui el dise?o del vestuario: simetr¨ªas rojas y blancas, sencillez, en suma. Forges fue un artista desde chico. Por eso eligi¨® un equipo que luc¨ªa bien.