El espejismo capaz de levantar trofeos
No voy a ser yo, ni de broma, quien le niegue las opciones al Real Madrid en la Liga de Campeones. Es un caso ¨²nico en el f¨²tbol y con pocos paralelismos en el resto de deportes masivos. Un equipo capaz de, en sus a?os m¨¢s irregulares, hacer coincidir sus picos de buena forma con las noches m¨¢s relevantes. Pero, viendo los precedentes del presente curso, no hay que restarle tampoco ninguna opci¨®n al PSG. Porque lo de este mi¨¦rcoles contradijo las trayectorias de ambos equipos. Hablaron el Bernab¨¦u y ese intangible dif¨ªcil de explicar desde la raz¨®n pura como es la historia del club blanco, resguardada en el escudo que bes¨® Marcelo tras dejar un marcador imposible de entender con sesudos an¨¢lisis. Simplemente, f¨²tbol es f¨²tbol, algo tan sencillo como marcar m¨¢s goles que el contrario. Supongo que esta verdad absoluta habita en los cimientos del coliseo de Chamart¨ªn.
Ciertamente, un margen tan amplio para viajar a Par¨ªs no lo imaginaba nadie cuando, mediada la segunda parte, los de Emery pasaron a dominar el partido y a buscar con ambici¨®n la victoria. Esa es la foto l¨®gica de esta temporada, un equipo ganador, acostumbrado a avasallar, frente a un gigante desorientado cuando llega la fase decisiva de los duelos. Demasiados equipos han perdido el respeto al vigente campe¨®n de Liga y Champions, incluso en su estadio. Descosido y descompensado, su enorme pegada, que el pasado curso le hizo ganar partidos por rutina, esta vez no est¨¢ siendo suficiente para arreglar los errores atr¨¢s.
Pero lleg¨® el desenlace inesperado de las botas de Asensio, con dos jugadas que ni siquiera avisaban llevar peligro. Emery, que tanto en Valencia como en Sevilla nunca consigui¨® quitarse los complejos contra Madrid y Barcelona, parece que tampoco encuentra la f¨®rmula teniendo a su disposici¨®n una plantilla grandiosa. El Bernab¨¦u tambi¨¦n hizo peor a Neymar, protagonista de varias arrancadas bell¨ªsimas y eficaces pero culminadas siempre de forma nefasta, bien por mala elecci¨®n o err¨®nea ejecuci¨®n. El PSG dej¨® escapar la oportunidad si no de dejar la eliminatoria encarrilada, s¨ª al menos de mantener a su favor el control psicol¨®gico de estos octavos de final. No fue consciente de las facilidades que tuvo durante todo el partido para hacer da?o en el ¨¢rea madridista. Y con una d¨¦cima parte menos de huecos, Asensio, Cristiano y Marcelo abrieron la herida en el campe¨®n franc¨¦s.
Hasta aqu¨ª, podemos decir que fue la cr¨®nica de un espejismo. El marcador no refleja la situaci¨®n de ambos clubes, pero eso da igual, ha dictado la primera de sus dos sentencias oficiales. La segunda, en el Parque de los Pr¨ªncipes, es m¨¢s imprevisible que nunca. El PSG est¨¢ obligado a empezar a erigir pilares gloriosos en su historia, para crecer en el campo tanto como en la cuenta corriente. Emery debe liderar una remontada que cada vez m¨¢s dudan que pueda hacer. Neymar debe validar su decisi¨®n vital de abandonar Barcelona. Tienen f¨²tbol de sobra para hacerlo, incluso holgadamente si el Madrid que se presenta all¨ª es el de las tardes horribles de esta temporada.
La mala noticia para Emery es que los blancos huelen ya la sangre, y en estos momentos dan igual los precedentes y las dudas. Los de Zidane ni siquiera necesitan defender bien para mantener la distancia en el marcador. En cualquier momento, hasta el aparentemente m¨¢s inofensivo, el Madrid da un par de navajazos certeros y convierte el espejismo en realidad, capaz de ganar la competici¨®n m¨¢s prestigiosa del mundo. Luego, pierdan el tiempo analizando c¨®mo lo hizo. Hay cosas que se escapan a la raz¨®n. Y mientras hablamos, se escribe la historia.