La pasi¨®n de los corzos se esconde en la naturaleza
Muchas autonom¨ªas han cerrado ya la temporada de caza y, todav¨ªa en alguna, las ¨²ltimas caracolas sonar¨¢n durante los dos ¨²ltimos fines de semana de este blanco febrero.
Muchas autonom¨ªas han cerrado ya la temporada y, todav¨ªa en alguna, las ¨²ltimas caracolas sonar¨¢n en sus montes durante los dos ¨²ltimos fines de semana de este blanco febrero.
Es momento de hacer balance, de lo bueno y lo menos bueno, donde esos lances fallados vuelven una y otra vez a nuestra mente, y esas fotos llenas de recuerdos nos dibujan una sonrisa en la cara.
Es tiempo de dejar a la naturaleza que haga su papel y que nuestra fauna siga su equilibrio natural. La caza no acaba aqu¨ª, pues ahora los cazadores de bien podemos disfrutar de cerca de esa funci¨®n m¨¢gica.
En menos de dos meses, los enamorados, de ese animal de mirada dulce y voz ronca podremos salir tras sus pistas.
Mientras llega la fecha, disfrutaremos como pocos saliendo al campo y, en lugar de llevar los aperos propios de estos ¨²ltimos meses, emplearemos prism¨¢ticos, catalejo o telescopio y c¨¢mara de fotos. Comienza el espect¨¢culo: los corzos.
El Capreolus capreolus, durante el invierno, es especialmente tolerante con sus cong¨¦neres, lo que nos permite, por suerte, verlos en peque?os grupos en algunas ¨¢reas donde el alimento es m¨¢s abundante.
Ello es debido a una estrategia de supervivencia invernal, porque as¨ª limitan el riesgo de verse sorprendidos por depredadores. Cuando llega finales de febrero o marzo comienzan a dispersarse.
El corzo es un animal esquivo, receloso, apenas se deja ver, aparece y desaparece, de ah¨ª que se haya ganado el t¨ªtulo de ¡°duende del bosque¡±.
Ahora es momento de observarlos con borra, como si una funda de terciopelo cubriese su trofeo. S¨®lo los machos m¨¢s adultos y fuertes est¨¢n tir¨¢ndola, sobre todo en el sur. A¨²n, la inmensa mayor¨ªa de los duendes esconden sus promesas tras la borra.
Salir a ver los corzos tambi¨¦n es salir de caza, porque como he repetido y repetir¨¦ hasta la saciedad, la caza no es solo salir con una escopeta al hombro; tambi¨¦n es disfrutar de la naturaleza en su estado m¨¢s puro, observando el comportamiento de los animales, sabiendo distinguir, como en este caso, qu¨¦ corzo ser¨¢ una promesa para esta temporada o, por el contrario, qu¨¦ otros dejaremos a su suerte para buscarlos dentro de un par de a?os. Hacer gesti¨®n es parte inseparable de la actividad cineg¨¦tica y la conservaci¨®n.
Hay que tener muy en cuenta que las hembras viven con una o las dos cr¨ªas que hayan tenido ese a?o.Es normal que ¨¦stas pasen escondidas la mayor parte del tiempo y la hembra solo se acerque para amamantarlas, aunque siempre se mantenga vigilante en las inmediaciones.
Algunas personas, al descubrir una cr¨ªa en la espesura, la creen abandonada y se la llevan, muriendo a los pocos d¨ªas. Este es un gran problema del que debemos concienciar a las personas, sobre todo a las que lo ignoran o conocen poco el campo.
Para ello est¨¢ el Proyecto Corcino en el que, como todos los a?os, la ACE (Asociaci¨®n del Corzo Espa?ol) trabaja para conseguir esa concienciaci¨®n.
Para quien escribe estas letras, esta es una de las etapas m¨¢s gratificantes que la naturaleza puede regalar y os invito por ello a que, de forma responsable, dej¨¦is que el campo os susurre¡