La m¨¢scara de Carlos Sainz
A los que no nos sentimos atra¨ªdos por la descarga de adrenalina que supone la velocidad sobre ruedas, los saltos desde las alturas o la ascensi¨®n a monta?as infinitas, nos cuesta m¨¢s entender c¨®mo personas con una carrera hecha y con una vida resuelta, insisten con la pr¨¢ctica de estas emociones al l¨ªmite. Pienso, por ejemplo, en el m¨ªtico monta?ero Juanito Oiarzabal, a quien no han frenado ni los edemas pulmonares ni tener amputados sus diez dedos de los pies. Siempre vuelve. Sin llegar a ese extremo, observo a Carlos Sainz con admiraci¨®n durante su visita a As. Uno de los deportistas m¨¢s legendarios de Espa?a, ya campe¨®n del Mundo de rallys all¨¢ por 1990. Nuestro enviado especial al Dakar 2018, Jes¨²s Balseiro, ni siquiera hab¨ªa nacido en aquel a?o. Gran trabajo de Balseiro, por cierto.
El dato, aunque anecd¨®tico, nos da una idea de la dimensi¨®n del piloto. A sus 55 a?os, Sainz ha vuelto a afrontar las dunas de hasta 30 metros del Dakar, las velocidades cercanas a 200 km/h, los recorridos de casi mil kil¨®metros, las jornadas diarias de ocho o nueve horas, los efectos de la altitud por encima de los 4.000 metros... Sainz no s¨®lo se ha enfrentado a eso, sino que lo ha dominado: ha sido el mejor. Por eso pide respeto ante la decisi¨®n que tome cuando resuelva la pregunta que m¨¢s le repiten estos d¨ªas: ¡°?Se va a retirar?¡±. S¨ª responde sobre sus motivaciones: ¡°Corro porque me gusta, me divierto y disfruto¡±. Hasta lo har¨ªa con una m¨¢scara para no ser identificado, s¨®lo por placer. Peugeot no sigue y actualmente no tiene coche. Pero si le ofrecen un proyecto convincente... Pues ya veremos.