El baloncesto menos bello
El baloncesto es un deporte bello y vibrante. Lo escribo mientras veo a Doncic y Tavares hacer diabluras frente al Efes. Sab¨ªa que era un duelo de Euroliga, pero tuve que abrir el peri¨®dico para comprobar que estamos en la 20? jornada. Con tanta semana doble y con tanto duelo espa?ol andaba ya un poco perdido. El ganador de la Liga de Campeones de f¨²tbol precisa 13 partidos para coronarse. Un producto incuestionable. En el b¨¢squet son necesarios entre 35 y 37. Casi el triple. La actual liguilla tiene algo muy bueno: asegura que todos juegan contra todos. No pasar¨¢ un a?o sin ver un Real Madrid-CSKA, un Barcelona-Olympiacos¡ O sin que el genio Obradovic pise al menos una vez tu cancha. Pero esos beneficios se acaban dispersando porque se clasifican la mitad. Una derrota casi siempre ofrece una nueva oportunidad.
En las mismas p¨¢ginas leo a Jordi Bertomeu que defiende su modelo: ¡°La gente quiere calidad y si se la ofreces, no se cansa¡±. No lo tengo tan claro. Calidad no es cantidad. Vuelvo al ejemplo de la Champions. Tambi¨¦n reincide en su cr¨ªtica a las Ventanas FIBA, que tienen poco sentido sin los mejores jugadores. Eso es verdad, en parte porque la Euroliga no ha querido cederlos, para seguir copando fechas. Cada vez m¨¢s. En el horizonte asoma una expansi¨®n: Par¨ªs, Londres... No hay sitio para las Selecciones, que no molesten m¨¢s all¨¢ del verano. Y abramos m¨¢s hueco con la reducci¨®n de la ACB, que lleva meses a la gresca. El Madrid, el Bar?a y el Baskonia, due?os de la Euroliga, hacen frente com¨²n. Casualmente. Y por si faltaba algo, la ABP no descarta una huelga de jugadores. Todo esto tambi¨¦n es baloncesto. Menos bello y menos vibrante.