El gesto de un rebelde
El verano del 79, en Can Clos, una barriada que creci車 como un sarpullido sobre un vertedero en el lomo de Montjuic, la Pe?a Canito no solo cambi車 de nombre, sino que tambi谷n cambi車 de colores. Mud車 el blanquiazul por el azulgrana. Solo le eran fieles al 赤dolo del barrio, que pag車 el bautizo del local, como hac赤a con las cuentas que los amigos le dejaban en los bares. Se acercaron los fot車grafos a inmortalizar el rostro de los que jam芍s aparecen en las fotos. En mitad de la revolera, un vecino descolg車 un escudo del Barcelona del comedor y se lo acerc車 a Cano, alzado a hombros como un torero en tarde de gloria. Al verlo, sonri車 t赤midamente. Todos sab赤an que su coraz車n era perico, pero el contrato que hab赤a firmado le garantizaba el futuro que jam芍s tendr赤a.
Se torcieron las cosas para un defensa indisciplinado, pero tan dotado t谷cnicamente que Helenio Herrera le puso de delantero y consigui車 anotar dos goles. Muchos gestos le condenaron, quiz芍 el definitivo, los brazos en alto festejando un gol perico mientras jugaba de azulgrana. Apartado del equipo y entrenando en solitario se dejaba caer los domingos por Sarri角. Un periodista de Dicen le pregunt車 por el Bar?a. ※Ese equipo, as赤 como lo tiene todo, en el fondo no tiene nada§. Un derbi es un desafi車 a la l車gica. El gesto de un rebelde.