El Madrid arranca hojas del calendario
El Madrid arranca hojas del calendario a la espera de su eliminatoria de Champions contra el PSG, que se presenta como el gran acicate de la temporada. Perdida LaLiga antes de acabar la primera vuelta, la Copa es en esta fase un entrem¨¦s que se toma con desgana. La Copa no ha supuesto nunca una gran motivaci¨®n para el Madrid, nunca he sabido del todo por qu¨¦, pero lo cierto es que en el tiempo en que ha ganado doce veces la Copa de Europa-Champions, s¨®lo ha ganado diez veces la Copa. As¨ª que el de anoche no iba a ser un partido para la redenci¨®n. El 2-2 final deja feliz al Numancia y mantiene fr¨ªo al madridismo.
Fue un partido en el que altern¨® r¨¢fagas de inter¨¦s y juego aceptable con despistes que el Numancia penaliz¨®. Hubo quienes jugaron bien, y otros regular, pero ese aire compacto, macizo, del equipo hecho, de todos a una, la rapidez para verse y apoyarse los unos a los otros, no se vio. Hay algo que comparten el primer y el segundo equipo del Madrid, es ese aire melanc¨®lico del que no est¨¢ del todo enfermo ni del todo sano. Una vez m¨¢s, nada que ver con aquel lujoso equipo reserva del curso pasado, del mismo modo que el entonces campeon¨ªsimo equipo titular tampoco es el mismo. La enfermedad es la misma y se llama desencanto.
Los titulares est¨¢n desencantados porque se les fue LaLiga, no saben ni c¨®mo. Primero porque faltaba Cristiano, luego porque no le entraban los goles, finalmente porque el juego decay¨®. Los suplentes est¨¢n descontentos porque lo son, porque no lo ven justo, porque han interiorizado que hagan lo que hagan van a jugar los mismos. As¨ª que uno y otro equipo transmiten las mismas sensaciones y los partidos empiezan a parecerse unos a otros, jugados a trompicones, alternando chispazos de brillo con repliegues desordenados. El Numancia, que no es poco, lo supo aprovechar. En fin, que llegue el PSG y tengamos por fin a qu¨¦ atenernos.