Los que comieron el turr車n y los que no
Era un cl芍sico, a?os atr芍s: ?comer芍 el turr車n Fulanito? As赤 se expresaban las dudas sobre si tal entrenador iba a pasar el Rubic車n de las Navidades. Entrenar es de verdad dif赤cil. Consiste en pastorear a veintipocos muchachos bien dotados para lo suyo, pero impacientes por naturaleza, celosos, egoc谷ntricos. Es natural. Tienen pocos a?os para expresar lo que saben, les rodean aduladores, viven al albur de la suerte, del arbitraje, del tiro al palo, del resbal車n. Con esos trabaja el entrenador. Al otro lado de las rayas de cal est芍 la afici車n, la directiva, la prensa... M芍s la mujer y los hijos, que sufren el oficio maldito del &paterfamilias*.
Y se dec赤a: ?comer芍 el turr車n Fulanito? Bien traducido, significa que el entrenador es sospechoso por el mero hecho de ser entrenador. Ahora que se ha pasado ese Rubic車n turronero, hay que felicitar a los que han sobrevivido, porque eso viene a significar que tienen bastantes posibilidades de llegar hasta junio. Ha habido bajas, claro. El Alav谷s y Las Palmas no han cambiado a un entrenador, sino a dos. Van por el tercero. Tambi谷n han cedido a la tentaci車n el Villarreal, el Deportivo y el Sevilla, 谷ste en condiciones particularmente desagradables. Berizzo estaba enfermo, reci谷n operado, y le echaron en fechas santas.
Pero son s車lo cinco los clubes que han cambiado a estas fechas. Quince entrenadores &han comido el turr車n*. Promediando con el pasado, se detecta una moderaci車n, contraria a lo que ocurre en la Premier, a la que va atrapando una especie de impaciencia latina. Ser芍 cosa de la globalizaci車n. Inglaterra sol赤a asistir impasible a los contratiempos de sus equipos, y de hecho ah赤 sigue inc車lume, como el Big Ben, el r谷cord de Wenger, veinti迆n a?os en el Arsenal sin apenas vender una escoba. Pero a su alrededor han ca赤do seis entrenadores, uno m芍s que en Espa?a, s車lo uno menos que en Italia. Cada vez nos parecemos m芍s los unos a los otros.? ?