El tercer tiempo
Primero Berizzo.?Muy desgraciada la acci車n del Sevilla: su entrenador, Berizzo, es sometido a una delicada operaci車n quir迆rgica, de la que sale con m芍s salud. Su equipo ha tenido algunos contratiempos, pero ha sobrepasado terremotos dignos de su recorrido y de su historia. Incluso va lejos de la capital hispalense a estar en un partido, convaleciente a迆n, para animar a los suyos. La ansiedad impropia de los veteranos lleva al presidente sevillista a prescindir de sus servicios sin ton ni son, un d赤a antes de la Navidad. El f迆tbol tiende a ser despiadado en las urgencias. Esta ansiedad sevillista, sin embargo, no la entiendo.?
Los seguidores. Ahora LaLiga se divide en dos: el Bar?a y sus seguidores. Empecemos por el Atl谷tico, que se enfrent車 al Espanyol en busca del aire que necesita para seguir aspirando. Y fall車. Un f迆tbol ansioso, falto del control de calidad que necesita un club tan grande para demostrar que tiene autoridad y por tanto juego. Se equivoc車 la paloma de Cholo, se equivocaba: por ir al norte fue al sur, que dec赤a Alberti. El Atleti desmejora y mejora casi simult芍neamente, y no es todo culpa de la ansiedad propia de los vaivenes de Griezmann. Falta sistema, y sin sistema el viento se lo lleva todo.
Pascua y naranjas. Hermoso ese primer t赤tulo de Manuel Vicent, Pascua y naranjas, con el que el escritor valenciano comenz車 su andadura de met芍foras sagradas. Pues los equipos de su tierra, el Villarreal y el Valencia se miraron sin piedad, y lo que sali車 de ah赤 es m芍s duda valencianista, que empez車 por un tobog芍n airoso y en este momento no tiene a迆n el cemento armado con el que defender lo que hab赤a logrado, ser amenaza del Bar?a. El Valencia, a迆n con esperanzas de ara?arle al campe車n, no tiene confianza ni tiene ambici車n ni est谷tica realizadora. Naranjas agridulces a迆n en su campo. Ansiedad.?
Pausa bilba赤na. Ya m芍s abajo, la ansiedad ahora se traslada al Betis, que le regal車 al Athletic la pausa que necesita para salir de su atolladero mental. En Carrusel Iturralde dijo que al equipo bilba赤no le hace falta recuperar a su grader赤o. Y es verdad: se le ha mellado la pasi車n, y tampoco la tiene en San Mam谷s. Sin embargo, ah赤 sali車 al campo dudoso de Villamar赤n y se llev車 dos goles como dos balones de aire. Y aire es lo que busca la querida Uni車n Deportiva Las Palmas en J谷mez para salir de su ansiedad descontrolada. Es una acci車n desesperada para controlar los da?os de una directiva en pleno desconcierto.
Y el Cl芍sico. En la primera parte el Madrid se contagi車 del ansia de ganar, que es miedo a perder. El Bar?a no tuvo miedo a perder y esper車 a que estuviera maduro el desasosiego de blanco. ?ste pudo haber goleado con pausa; y el Bar?a recibi車 una orden# de Iniesta. ※Quietos, muchachos§, pareci車 decir cuando el temporal asediaba. Lo que pas車 tras ese consejo fue una lecci車n que se consolid車 en la segunda parte con el control de Messi en la delantera. Sin Iniesta y sin Messi el Bar?a es tambi谷n ansiedad. Pero est芍n. Como est芍n Isco y Modric, pero de ellos dos s車lo jug車 la mitad.
Ansiedad y sutileza. La multiplicidad de micr車fonos ha multiplicado tambi谷n la oportunidad de los protagonistas del f迆tbol de expresar sus ansiedades, desde la alegr赤a al cabreo. Eso deber赤a ponerlos en guardia contra lo que han de guardarse para las barras de los bares o los desahogos de vestuario. La relaci車n con la audiencia es enormemente delicada y ha de cuidarse con sutileza. Cuando acab車 el Cl芍sico dieron ejemplo de sabidur赤a los entrenadores, sobre todo. Ramos, el capit芍n madridista, desbarr車. ?l ya se habr芍 arrepentido a estas alturas. Mezclar el f迆tbol hablado con la diatriba nacional nunca dio buen resultado.?