Cristiano, Amor y el pasillo en el Cl¨¢sico
La primera vez, que yo supe de un pasillo de un equipo a otro fue en The Molineux, el campo del Wolverhampton, en febrero de 1960, en partido de Copa de Europa. El Bar?a, que ya viaj¨® con un 4-0 de la ida, gan¨® all¨ª 2-5. Impresionados por su juego, los brit¨¢nicos le hicieron pasillo de aplausos al retirarse. Las im¨¢genes llegaron aqu¨ª a trav¨¦s del No-Do y llamaron la atenci¨®n. Quiz¨¢ viniera de all¨ª la costumbre. Cuando empec¨¦ a ir al f¨²tbol, poco despu¨¦s de eso, recuerdo haber visto al Madrid saltar alguna vez al campo entre un pasillo de los rivales por haber ganado la Liga. Nadie lo reclamaba, pasaba de una manera natural.
Viene esto a cuento porque Cristiano pide ahora pasillo para el Cl¨¢sico, y ayer Amor, interpelado al respecto, sali¨® por peteneras. Me temo que nos vamos a pasar la semana discutiendo. Conviene puntualizar que nada prescribe que haya de hacerse. Se trata de una cortes¨ªa, y como tal es algo voluntario. Pero sobre todo, tengamos mirada sana: el pasillo es un homenaje y reconocimiento al vencedor, esa es la gracia, no una humillaci¨®n del otro. No digo que esta fuera la intenci¨®n de Cristiano, pero s¨ª percibo que hay bastante gente de unos u otros colores que tiende a mirarlo as¨ª, y me parece que no es de ese modo como se debe encarar.
Vivimos tiempos en los que el Cl¨¢sico se ha convertido en una cosa monumental, en una rivalidad que lo abarca todo, incluso un premio universal individual, el Bal¨®n de Oro. Y veo muchas ganas de frotar esa rivalidad con tanta energ¨ªa como para, con suerte, hacerle saltar virutas pol¨ªticas, y eso es peor. As¨ª que mejor qued¨¦monos con que el pasillo es una atenci¨®n que se tiene o no se tiene, como se manda o no se manda una felicitaci¨®n de Navidad a quien sea. Y nadie se olvide ni espante: ya lo hizo el Bar?a en el Bernab¨¦u no hace tanto a?os, cuando visit¨® a un Madrid camp¨¦on. Ahora lo har¨¢ si le parece y si no, no, eso es todo.