Mariano Haro, este inolvidable 'Le¨®n de Becerril'

Los m¨¢s j¨®venes quiz¨¢ no sepan apreciar del todo lo que Mariano Haro signific¨® para el atletismo espa?ol. Fue el hombre que nos hizo ver que tambi¨¦n nosotros ¨¦ramos capaces de brillar, que, en un deporte con escasa tradici¨®n en Espa?a en aquellos momentos, un palentino nacido en Valladolid (luego lo explico) era capaz de poner en aprietos a atletas de pa¨ªses con una densa historia en este deporte, como Gran Breta?a, Finlandia, Francia, Suecia¡­ Y no s¨®lo de ponerles en aprietos, sino de batirles en toda regla. Mariano Haro en los a?os setenta fue algo as¨ª como Manuel Santana al tenis o Severiano Ballesteros al golf, a?os despu¨¦s.

Su forma de correr, enamoraba: en cabeza, derrochando valor y energ¨ªa, en una ¨¦poca donde no hab¨ªa liebres y hab¨ªa que hacer los r¨¦cords ¡®a pelo¡¯. No compet¨ªa as¨ª por capricho, aunque le gustaba, sino porque era consciente de sus limitaciones en los momentos decisivos de la competici¨®n: no era r¨¢pido y por eso necesitaba destrozar antes a sus adversarios, dejarles sin alas, sin aliento, con las piernas y los pulmones destrozados. Hacia estallar las carreras¡­ pero casi siempre hab¨ªa alguien que soportaba aquellas arremetidas y le bat¨ªa al final. Si Mariano Haro hubiera gozado de velocidad terminal, hubiera sido campe¨®n ol¨ªmpico.

Este periodista se ha quedado perplejo con Mariano en varias ocasiones. Por ejemplo, y como se recuerda en la entrevista que se publica este jueves en As con motivo del 50 Aniversario de este peri¨®dico, cuando en un viaje hacia Lisboa para competir en un encuentro internacional Portugal-Argelia-Espa?a le esperaban decenas de periodistas lusitanos en el aeropuerto para entrevistarle. Y cuando gan¨® la competici¨®n, dejando atr¨¢s a todos los portugueses, todo el p¨²blico se levant¨® para ovacionarle, y de nuevo los periodistas se lanzaron a entrevistarle.

Yo viajaba en ese avi¨®n, no como periodista, sino como atleta. Era mi primer encuentro internacional, me hab¨ªa seleccionado el director t¨¦cnico de entonces, Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez, un hombre con conocimientos enciclop¨¦dicos del atletismo, y tuve la fortuna de viajar en ese vuelo justo al lado de Mariano. Un lujo para m¨ª. Y me qued¨¦ perplejo, como he dicho antes, al ver el recibimiento period¨ªstico en el aeropuerto.

Y, ya como informador, acud¨ª a la rueda de prensa de Isaac Viciosa en los Europeos de Helsinki, cuando gan¨® la medalla de plata por detr¨¢s de Ferm¨ªn Cacho, y la cara de inter¨¦s que se les puso a mis colegas extranjeros, sobre todo a los n¨®rdicos, cuando Isaac dijo que hab¨ªa nacido en Palencia, la provincia en la que se cri¨® Mariano Haro. Le preguntaron poco sobre la carrera y mucho sobre si le conoc¨ªa y qu¨¦ recuerdos ten¨ªa de ¨¦l. ?Y eso que ya hac¨ªa muchos a?os de la retirada del Le¨®n de Becerril!

Y la explicaci¨®n de esa expresi¨®n anterior de palentino de Valladolid: naci¨® en esta ciudad, pero con pocos meses sus padres se mudaron a Becerril de Campos, y ah¨ª ha residido toda su vida. Y hasta lleg¨® a ser alcalde.

Mariano vivi¨® en una ¨¦poca dura del atletismo en particular y del deporte en general, con escasos medios, sin ayudas federativas, corriendo por pueblos para ganar alg¨²n jam¨®n o algunas pesetas, aunque te¨®ricamente estaba prohibido recompensar a los atletas. Fue uno de los pioneros, como Ignacio Sola, Luis Felipe Areta, Luis Mar¨ªa Garriga, Jos¨¦ Luis S¨¢nchez Para¨ªso¡­ H¨¦roes admirables a los que los atletas espa?oles actuales no s¨¦ si saben cu¨¢nto le deben.