La raza, el caviar y las sardinas
Nadie dijo que La senda de los alemanes transcurrir¨ªa siempre sobre una alfombra roja. Que no tuviera tambi¨¦n recovecos oscuros, alg¨²n socav¨®n. Aunque ¨¦ste, llamado Qarabag, ha sido tan inesperado como profundo. Fauce abierta al v¨¦rtigo del pasado, cuando lo de clasificarse un a?o s¨ª y otro tambi¨¦n era algo que les pasaba a otros, no a ellos, no a nosotros. A otros hasta que lleg¨® Simeone para convertir en rutina aquello que era excepcional. Fue en 2012. No hay ropa u objeto que aguante tanto sin descoserse, sin perder color, sin romperse.
La cr¨ªtica es necesaria. Ser¨ªa locura no hacerla, pensar que te viste un traje de oro mientras caminas desnudo. Y en este Atleti no hay gol ni hay f¨²tbol. Y Griezmann no est¨¢ aunque se quedara. Y ahora que el Atleti est¨¢ inmerso en lo m¨¢s oscuro de La senda de los alemanes, algo tira. No puede tocarse pero ah¨ª est¨¢. Lo hac¨ªa el martes sobre el c¨¦sped del Metropolitano. Era Gabi. Era Juanfran. Era God¨ªn. Era su raza, may¨²scula. Su dejarse el alma all¨¢ donde no llegaba el f¨²tbol, su morir sobre el campo. Eso que hizo temible al Atleti del Cholo en Europa. Los a?os fueron llegando y Tiago se hizo mayor. Y Ra¨²l Garc¨ªa juega en otro equipo. Pero ah¨ª siguen ellos. Juanfran, Gabi, God¨ªn, tirando de todo, desafiando al DNI. Falta que los j¨®venes, los otros, tomen ejemplo. Que se contagien de su raza. Ya, de una vez. No hay mejor gasolina para el ¡°dale, dale, dale¡±. Aunque este a?o toque comer sardina y no caviar.