Iniesta: el se?or del f¨²tbol
Vi el partido en Tenerife, en El M¨¦dano, donde el viento tiene su sitio. Ah¨ª tiene un uruguayo, Enrique Rey, el restaurante donde se sirven las salchichas m¨¢s grandes de la isla. A ¨¦l le gusta ver el partido como rodaba Orson Welles las pel¨ªculas, sentado en su banqueta, de lado, como si fuera un juez de l¨ªnea indiferente. Estaba preocupado por el estado de forma de su paisano, Luis Su¨¢rez, pero se solazaba con el juego de Andr¨¦s Iniesta y se dol¨ªa del ¨²nico defecto de Messi: ¡°Qu¨¦ rabia que no sea uruguayo¡±. Pero por encima de todo, de los goles de Messi, de los fallos (lamentados en este grader¨ªo de bar) del uruguayo Su¨¢rez, lo que le entusiasm¨® a este compa?ero de localidad fue el juego de Iniesta, su se?or¨ªo. Seg¨²n ¨¦l, y lo dijo antes de que Iniesta marcara su gol suave, el albacete?o se merece un Bal¨®n de Oro, y mucho m¨¢s: ¡°Por ejemplo, el Bal¨®n de Oro de honor¡±. Jam¨¢s decepciona Iniesta, me dijo, ¡°es un se?or del f¨²tbol¡±. Y adem¨¢s, le dije yo, juega como si estuviera explicando una lecci¨®n (suave) de geometr¨ªa.
El partido tuvo poco m¨¢s. Me acord¨¦ mucho de Antonio de la Torre, malaguista y gran actor (y periodista). Un d¨ªa, cuando su equipo le empat¨® al Madrid en el ¨²ltimo minuto inaugur¨® una broma conmigo: ¡°No hay que vender la piel del oso antes de Cazorla¡±. Pues ayer hubo un rato que parec¨ªa que el Bar?a iba a padecer el s¨ªndrome Cazorla. No pudo ser. Estaba el se?or del f¨²tbol. Lo siento por el gran Antonio de la Torre.