Sufre M¨ªchel; suena Recio
Si el f¨²tbol no es maravilloso, por adictivo y sorprendente, que alguien se atreva a contradecir a Hornby, a casarse el d¨ªa de final o a pesta?ear m¨¢s lento de lo recetado.
Si algo refleja a la perfecci¨®n la prosa de Nick Hornby en ¡®Fiebre en las gradas¡¯ es que el f¨²tbol est¨¢ por encima de casi todas las cosas. Organizamos la semana en torno a ¨¦l. Nos ilusionamos o deprimimos por su culpa. Y hasta llegamos a so?ar m¨¢s con el bal¨®n que con alguna vigilante de la playa. Personalmente la oda del escritor al Arsenal, siendo divertida y fresca, se me queda escasa de proezas jam¨¢s vistas por un seguidor de verdad. No es para tanto. Algunos, por poner un simple ejemplo, hemos llegado a cambiar la fecha de la boda, sin divorcio, con un mes de antelaci¨®n y con bastante compresi¨®n, por las obligaciones que marca una inigualable final de Champions.
Siempre vi el f¨²tbol como la ¨²nica droga que me permito consumir. Y cuando me preguntan qu¨¦ tiene de especial, siempre respondo de la misma manera: es impredecible. Posee un ingrediente diferente a todo lo dem¨¢s que nos rodea. Por eso, aunque siempre haya once jugadores por bando frente a frente y 90 minutos por delante, pesta?ear es una acci¨®n de riesgo. Unas veces hay remontadas imposibles. Otras, goles del portero. Alguna m¨¢s, t¨ªtulos que van o vienen en un minuto. Hay partidos detenidos por alguna porter¨ªa ca¨ªda. Duelos sin avisar a puerta cerrada. Alineaciones indebidas. Apagones. Por no recordar escenas tan inolvidables como truculentas que jam¨¢s hubi¨¦ramos imaginado. Estos d¨ªas, la teor¨ªa se ha vuelto a alimentar: mientras hab¨ªamos visto y asimilado ya c¨®mo algunos presidentes desped¨ªan al mism¨ªsimo l¨ªder de Primera (Antic) o al reciente campe¨®n de Europa (Heynckes), el M¨¢laga no se cansa de renovar p¨²blicamente la confianza en M¨ªchel, el entrenador del colista, pese a llevar un punto de 24. Algo inaudito en Espa?a, en la Liga de las exigencias.
Para entender la problem¨¢tica situaci¨®n que se vive en La Rosaleda hay que remontarse al verano, cuando Al Thani descompuso un equipo al que el propio M¨ªchel hab¨ªa dotado de solidez, encanto y futuro. Sin embargo, las soluciones ahora son m¨¢s dif¨ªciles de encontrar. M¨ªchel, por confianza en su trabajo, agradecido por el r¨¦cord de abonos al que hab¨ªa contribuido, por solidaridad con sus chicos o por cabezoner¨ªa (no sean malpensados con lo del dinero), desperdici¨® dos ocasiones de oro para echarse a un lado y salir como un h¨¦roe traicionado. Sin arriesgarse a que su paso por M¨¢laga pasase de la gloria (a¨²n posible) al descalabro (m¨¢s cercano). Primero denunci¨® sin plantarse la venta masiva de estrellas y la escasa llegada de relevos de peso, y m¨¢s tarde vio c¨®mo Arnau, su gran valedor, fue despedido de mala manera en este arranque para fichar por tercera vez en su puesto a Husillos. La consecuencia es que, aunque la grada a¨²n es un¨¢nime mirando al palco, ya hay voces cr¨ªticas con el banquillo en v¨ªsperas, nada m¨¢s y nada menos, de la dura visita al Camp Nou.
Aun as¨ª, la verdadera papeleta la tiene el que manda. El jeque debe elegir: confianza ciega, como se desliza, o despido procedente, como m¨¢s de uno ya teme como simple consecuencia de los malos resultados. Al Thani tiene la ¨²ltima palabra y, pese a lo que escucho y leo, me da que lo que el jefe pretende dista mucho de lo que el resto imagina. Ya saben que esto es impredecible... M¨¢s all¨¢ de suplicar un milagro, como prioridad que asegure su paz y los ingresos, el dirigente tiene otro plan por si las victorias no llegan de una vez: que las cr¨ªticas hacia su persona se vayan compensando con las dedicadas al entrenador. Los presidentes son as¨ª. Primero ellos y luego el resto. Lo que est¨¢ claro es que, haga lo que haga, tiene bastantes opciones de patinar. Y no lo digo yo. Nos lo recuerda la historia. Las tres ocasiones anteriores en que un colista llevaba un punto en las ocho primeras jornadas (Castell¨®n 81-82, Sporting 97-98 y Levante 07-08) acabaron con descenso pese al relevo de t¨¦cnico. La ¨²nica vez que un club mantuvo la categor¨ªa en esas circunstancias fue el Real Ja¨¦n en la temporada 1956-57. ?Y saben c¨®mo? Poniendo a un jugador de entrenador... Con Al Thani todo es posible, as¨ª que no se extra?en si lee esto por Twitter y copia la idea a la desesperada de entregar un barco a la deriva a su capit¨¢n m¨¢s experimentado. Suena Recio.
Si el f¨²tbol no es maravilloso, por adictivo y sorprendente, que alguien se atreva a contradecir a Nick Hornby, a casarse el d¨ªa de una final o, peor, a pesta?ear m¨¢s lento de lo recetado.
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