El pol¨¦mico estreno del Manzanares
Ya estamos en nuestro campo / y nadie nos ha humillado / Mientras ellos van de pie / nosotros todos sentados¡±.
?Esta pancarta luc¨ªa en la grada lateral baja del Manzanares la ma?ana del 2 de octubre de 1966. Era el estreno del Manzanares, que m¨¢s adelante se llamar¨ªa Vicente Calder¨®n en honor al presidente que lo hizo posible. La gestaci¨®n se hab¨ªa iniciado casi nueve a?os atr¨¢s, cuando el Atl¨¦tico comprendi¨® que el viejo y querido Metropolitano, por muchas reformas y parches que le hiciera, no daba m¨¢s de s¨ª. La operaci¨®n era dif¨ªcil y compleja: obtener para los terrenos del Metropolitano licencia de edificabilidad, venderlos, comprar otros terrenos en alg¨²n lugar grato, no lejano del centro, construir¡ Y mientras se hace el campo nuevo, ?d¨®nde jugar?
La Asamblea aprob¨® en julio de 1956, con Javier Barroso de presidente, la solicitud de un cr¨¦dito de 100 millones para la operaci¨®n, con la garant¨ªa de los viejos terrenos, y un a?o m¨¢s tarde aprob¨® la compra de unos terrenos al lado del Manzanares (el aprendiz de r¨ªo, lo llam¨® Quevedo). Pero al poco hubo que aceptar un corrimiento de la parcela, para liberar la zona que ahora ocupa la Avenida de los Melanc¨®licos, a su vez trazada un poco m¨¢s all¨¢, en una franja que ocup¨® para edificar el Patronato de Casas Militares.
El Atl¨¦tico tuvo que acercarse m¨¢s al r¨ªo, hasta quedar totalmente pegado a ¨¦l. La cimentaci¨®n exigir¨¢ mucho m¨¢s dinero del previsto por las filtraciones de agua (?Toma aprendiz de r¨ªo!). Y la tribuna principal deber¨¢ permitir bajo s¨ª el paso de la entonces llamada Avenida del Manzanares, hoy parte de la M-30, de ah¨ª que no se pudieran cerrar las esquinas. Todo en medio de los chalaneos, chapuzas y arbitrariedades de la ¨¦poca. Se construye sin licencia municipal, s¨®lo con los permisos de Canalizaci¨®n del Manzanares, ¨®rgano competente en los terrenos pr¨®ximos al r¨ªo.
El Atl¨¦tico sigue jugando en el Metropolitano y su vida es una monta?a rusa. Hay momentos gloriosos (dos finales de Copa ganadas al Madrid, una Recopa, la final de otra) alternados con baches por falta de dinero para refuerzos. Las deudas aprietan y llega el momento doloroso en el que hay que vender a la figura emergente del equipo, Peir¨®, El Galgo de Cuatro Caminos, al Torino por 25 millones. La tarde del d¨ªa decisivo (2 de octubre de 1962) cientos de socios se dan cita ante las oficinas de la calle Barquillo, para impedirlo. El traspaso se produjo por la noche.
Para la temporada 63-64 la situaci¨®n es terrible. Las obras est¨¢n paradas, no hay dinero para proseguirlas, a¨²n no se ha conseguido la venta del Metropolitano y el equipo se arrastra en la primera vuelta por zona de amenaza de descenso. Es el a?o de la cesi¨®n de Grosso, que ya cont¨¦ en esta secci¨®n. Javier Barroso decide pasar los trastos a un hombre joven, activo y de grandes contactos, Vicente Calder¨®n. Le nombra vicepresidente tercero, luego dimiten ¨¦l y los otros dos vicepresidentes y, en una maniobra bien urdida, Calder¨®n alcanza la presidencia en pocas semanas.
Mano de santo. Consigue para los terrenos la licencia de edificabilidad y un comprador, la Inmobiliaria Vista Hermosa. El acuerdo exige dejar los terrenos libres el 15 de marzo de 1966. Para entonces ser¨¢ imposible tener listo el nuevo campo. La idea es jugar en el Bernab¨¦u. Ya jug¨® el Madrid en el Metropolitano mientras hac¨ªa el Nuevo Chamart¨ªn, en 1946. En aquella ocasi¨®n, los socios del Atl¨¦tico tuvieron acceso gratis a los partidos del Madrid. Ahora el Madrid pide lo mismo, pero la ¨¦poca es otra y hay muchos m¨¢s socios: 60.000 del Madrid, 50.000 del Atl¨¦tico. No quedar¨ªa ninguna posibilidad de taquilla. Adem¨¢s, los atl¨¦ticos jugar¨ªan con ambiente mayoritario en contra. Ya se hab¨ªa comprobado en una especie de ensayo, un Atl¨¦tico-Juve, de Copa de Ferias, jugado en el Bernab¨¦u. Los madridistas se volcaron a favor de la Juve, pese a los reparos que entonces exist¨ªan para ir con un equipo extranjero contra uno espa?ol. La excusa fue la presencia de Del Sol, exjugador blanco, en la Juve. As¨ª que Calder¨®n tuvo que forzar las cosas para no ir al Bernab¨¦u. Obtuvo de Vista Hermosa una pr¨®rroga hasta el final de la temporada 65-66, en la que por cierto los rojiblancos se dar¨ªan el gustazo de salir campeones de Liga. El Metropolitano se entregar¨¢ a la piqueta el 16 de mayo. Ahora hay all¨ª viviendas. El campo ocupaba m¨¢s o menos lo que es ahora la manzana formada por las calles de Juan XXIII, Santiago Rusi?ol, Conde de la Cimera y Beatriz de Bobadilla. Bajando por Reina Victoria desde Cuatro Caminos, al final a la derecha, cerca de la Ciudad Universitaria.
En verano, mientras el equipo se entrena en el Parque Sindical, se expone en el Palacio de Deportes una maqueta del nuevo estadio, que presenta un avance espectacular: todo son asientos, nadie va de pie. (Para entonces, lo usual era un tercio o menos de asiento, el resto de pie). Los socios pasan por all¨ª y eligen sobre la maqueta su asiento. Y presumen ante los madridistas de campo nuevo y mejor.
Pero a¨²n no est¨¢ acabado, se trabaja incluso de noche, y la ciudad discute: ?tendr¨¢ que pasar el Atleti por la horca caudina del Bernab¨¦u, aunque s¨®lo sea por unos pocos partidos? La Liga empieza el 7 septiembre. Al Atl¨¦tico le toca en San Mam¨¦s. El primer partido en casa es el 14, contra el Bar?a, y el club pide un aplazamiento hasta el 1 de noviembre que se le concede, para desilusi¨®n de los madridistas. El 21 visita al Depor, en Riazor. Y por fin, el 2 de octubre de 1966, a los cuatro a?os justos del traspaso de Peir¨®, puede jugar. El Valencia es el primer visitante. Pero en esas, el alcalde, Carlos Arias Navarro, hace saber que el campo se ha construido sin la licencia. ¡°No he visto ning¨²n expediente de obras y jam¨¢s se me ha mostrado proyecto alguno¡±, se queja. Se opone a la apertura y exige que se derribe la tribuna del r¨ªo, por invasi¨®n de espacio p¨²blico, y las dos pasarelas que cruzan desde esa tribuna hasta el otro lado del r¨ªo.
Calder¨®n acude a atl¨¦ticos bien situados, particularmente a Fuertes de Villavicencio, Jefe de la Casa Civil de Franco, y Jes¨²s Suevos, falangista de primera hora que hab¨ªa sido presidente del club y que fue el primer director de RTVE. Se derriban las pasarelas, s¨ª, el partido inaugural se juega sin instalarse los asientos en la tribuna sentenciada, s¨ª, pero se juega, y con dos ministros en el palco: Sol¨ªs Ruiz, ministro del Movimiento, apodado La Sonrisa del R¨¦gimen, y L¨®pez Bravo, de Exteriores. Derrota pol¨ªtica de Arias Navarro.
Una hora antes del partido, cuando jugadores y tr¨ªo arbitral inspeccionan el terreno, hay un curioso incidente que a¨²n me parece estar viendo. Los dos porteros, Rodri y Pesudo, parecen disconformes con las porter¨ªas. Una y otra vez saltan y tocan el larguero con los dedos. Hablan entre ellos. ?Qu¨¦ pasa? Se acercan a la banda. Hay un concili¨¢bulo con el tr¨ªo arbitral y el delegado del club, Alfonso Aparicio. Finalmente, un empleado va con una escalera y un metro a una de las porter¨ªas. La mide. Luego a la otra, Lo mismo. Todos conformes. La explicaci¨®n llegar¨¢ luego: los dos porteros, acostumbrados a porter¨ªas antiguas, combadas, con el centro del larguero m¨¢s bajo que los postes, hab¨ªan llegado a creer que estas ten¨ªan cuatro cent¨ªmetros por encima de lo reglamentario.
El partido se juega a la una menos cuarto. Hay televisi¨®n y por ello mismo poco p¨²blico, apenas 20.000 personas. El Atl¨¦tico sale con Rodri; Colo, Griffa, Rivilla; Glar¨ªa, Iglesias; Cardona, Luis, Mendon?a, Adelardo y Collar. El Valencia, con Pesudo; Tatono, Mestre, Tot¨®; Paquito, Roberto; Claramunt, Waldo, Ansola, Sol y Poli. Luis Aragon¨¦s tiene el honor de marcar el primer gol de la historia del nuevo campo. Lo logra en el minuto 16, de cabeza, ganando en una pi?a. Un gol muy suyo. En el 70 empatar¨¢ Paquito, el cerebral medio, inventor del regate del melocot¨®n. Al final, 1-1. Estreno gris, incompleto y accidentado, pero el Atl¨¦tico ya tiene nuevo campo. El d¨ªa siguiente, la foto m¨¢s comentada es la de la pancarta que mejor expresaba el sentir de los atl¨¦ticos: ¡°Ya estamos en nuestra casa / y nadie nos ha humillado / Mientras ellos van de pie / nosotros todos sentados¡±. Pic¨® tanto que tuvo respuesta. El domingo siguiente, entre las fotos del Madrid-Zaragoza del Bernab¨¦u, destaca la de esta otra pancarta: ¡°Si pretend¨¦is conseguir / lo que aqu¨ª hemos logrado / no pod¨¦is estar de pie /Ten¨¦is que esperar sentados¡±.