La amenaza pesa sobre el Ol¨ªmpico de Berl¨ªn
El Athletic rinde visita por vez primera al estadio Ol¨ªmpico de Berl¨ªn, escenario de unos pocos momentos m¨ªticos del f¨²tbol ¡ªItalia conquist¨® all¨ª su tercera Copa del Mundo, el mismo d¨ªa en el que Zidane cerr¨® su carrera como jugador con el cabezazo a Materazzi¡ª, pero mucho m¨¢s importante por su impacto en la historia del atletismo. Este monumento del deporte, donde se han establecido 25 r¨¦cords mundiales, se encuentra ahora presionado por el tremendo peso del f¨²tbol y el declinante valor del atletismo.
A principios de este a?o, el gobierno local de Berl¨ªn y el Hertha, el equipo que utiliza el Ol¨ªmpico, estuvieron a punto de concretar una operaci¨®n para eliminar la pista que vio los prodigios de Jesse Owens y convertir al estadio en un recinto estrictamente futbol¨ªstico. Aunque el proyecto no se concret¨® (el Hertha tiene la intenci¨®n de construir un estadio propio en la pr¨®xima d¨¦cada), la amenaza no se disipa. Las pistas han desaparecido de los estadios de las principales ciudades de Alemania (M¨²nich, Colonia, Stuttgart, Frankfurt y Hamburgo), una cat¨¢strofe que indica el veloz declive del atletismo en los ¨²ltimos 15 a?os.
Construido en 1936 con ocasi¨®n de los Juegos, el estadio fue el eje del anillo ol¨ªmpico destinado por Hitler a asombrar al mundo. Sin embargo, el grandioso empaque del estadio se recordar¨¢ menos por su brillantez arquitect¨®nica que por el legado de dos atletas: el estadounidense Jesse Owens, hijo de un algodonero negro ganador de cuatro medallas de oro en presencia del f¨¹hrer que proclamaba la supremac¨ªa aria, y del jamaicano Usain Bolt, autor en 2009 de dos impresionantes r¨¦cords mundiales en 100 metros (9.58 segundos) y 200 (19.19s). Fueron haza?as que permanecer¨¢n conectadas para siempre con el escenario que quiz¨¢ ha reflejado con m¨¢s precisi¨®n las tribulaciones pol¨ªticas y sociales del siglo XX.
A principios de 2017 se conoci¨® la intenci¨®n de remodelar el estadio por parte del gobierno local de Berl¨ªn, presidido por el partido Socialdem¨®crata, y del Hertha, club que alquila el Ol¨ªmpico para disputar sus partidos. La p¨¦rdida de los ingresos por el alquiler, alrededor de cinco millones de euros al a?o, inquietaba a los pol¨ªticos. El Hertha, un equipo que no figura en la realeza de la Bundesliga, considera que su margen de progresi¨®n est¨¢ frenado por la configuraci¨®n del estadio. Avisa desde hace a?os del factor negativo que significa la pista. Mientras tanto aprovecha la crecida del fen¨®meno futbol¨ªstico en Alemania, donde se ha producido la inversi¨®n de papeles con el atletismo.
Con ocasi¨®n del Mundial de 1974, nueve de los diez estadios alemanes dispon¨ªan de pista. S¨®lo el de Dortmund ten¨ªa un car¨¢cter estrictamente futbol¨ªstico. Alemania era el principal modelo de aprecio al atletismo. En la Copa del Mundo de 2006, la proporci¨®n era totalmente contraria: s¨®lo tres (Berl¨ªn, Nuremberg y Stuttgart) de los 12 estadios contaban con anillo para el atletismo. Stuttgart ya ha eliminado la pista.
Tradici¨®n. Berl¨ªn se ha salvado en buena parte por el fervor del mundo del atletismo en una ciudad con una tradici¨®n formidable. El marat¨®n de Berl¨ªn es toda una instituci¨®n. Las diferentes organizaciones atl¨¦ticas se han unido para preservar la pista y la memoria hist¨®rica funciona. Al frente se alz¨® la figura de Horst Milde, el antiguo director del marat¨®n de Berl¨ªn. Su mensaje fue tajante: ¡°Salvemos el estadio Ol¨ªmpico de Berl¨ªn¡±. A la campa?a se adhiri¨® inmediatamente la federaci¨®n nacional de atletismo, con la intenci¨®n de pedir un refer¨¦ndum si fuera el caso. La presi¨®n sobre los gobernantes y el Hertha ha sido tan fuerte que el club parece dispuesto a construir un nuevo estadio, cerca del Ol¨ªmpico. El problema es que el tiempo cada vez corre m¨¢s r¨¢pido a favor del f¨²tbol y m¨¢s en contra del atletismo.