El tercer tiempo
No tinc por
Esa manifestaci¨®n por Barcelona, tras los grav¨ªsimos atentados, requer¨ªa por todas partes una enorme sensibilidad. Tambi¨¦n futbol¨ªstica. La resistencia de LaLiga a cambiar de hora el Alav¨¦s-Barcelona no es s¨®lo un acto administrativo torpe sino un desaf¨ªo sin sentido a las ansiedades de un equipo, de una afici¨®n, y de una ciudad a tener el mayor apoyo posible en la hora de esa manifestaci¨®n. Todos los esfuerzos son pocos para plantar cara a la enfermedad m¨¢s grave de nuestro tiempo, el terror. Que no haya entendido LaLiga lo que ten¨ªa que hacer no produce otra cosa que estupor y rabia.
El f¨²tbol mismo
El f¨²tbol mismo empieza a andar con br¨ªo, con poder¨ªo. Ese Atl¨¦tico fulminando a mi querida Uni¨®n Deportiva muestra los colmillos Simeone, una manera de entender el juego como la invasi¨®n constante de las l¨ªneas enemigas. Tiene mucho de guerrero ese equipo, y no se ha sentado a esperar a que LaLiga avance para mostrar sus cartas. Tengo un buen amigo que sabe que soy del Bar?a. Y me dice siempre que el Bar?a se arreglar¨ªa con Correa y Carrasco. Visto el partido de ayer es l¨ªcito preguntarse qu¨¦ hacen los azulgrana pescando en China o en Liverpool. O en Dortmund.
M¨ªchel y su destino
Cuando acab¨® su partido en Girona, M¨ªchel dijo lo que ten¨ªa que decir: que ¨¦l no sabe de fichajes. Le pas¨® a Valverde todas estas semanas, y le pasa a Zidane, y a todos. Los entrenadores son ahora t¨¦cnicos silentes, no saben lo que se cuece, porque los directores deportivos son como jeques ¨¢rabes, lo manejan todo, y as¨ª se complican las cosas, porque sin di¨¢logo entre el que ficha y el que entrena no hay mucho que hacer. Pues llega el jeque superior del M¨¢laga y le dice a M¨ªchel que se meta donde le llaman, que entrene y que se calle. Y como es M¨ªchel resulta imposible que se trague la daga como si tal cosa.
Ver a Zidane
Del Madrid me gustan muchas cosas, otras me dan miedo, como barcelonista. Me da miedo su velocidad. Que a la vez me gusta. El f¨²tbol es asociaci¨®n y br¨ªo, y punter¨ªa. Y es arte, precisi¨®n, dibujo. El gran artista de todas las ¨¦pocas de esas cualidades que como aficionado me gustan y que como azulgrana me dan miedo se concentran en un jugador magn¨ªfico que ya no est¨¢¡, pero que est¨¢ manejando esos hilos del arte desde el banquillo: Zidane. Ha hecho un equipo que se parece a ¨¦l, a su ansiedad por la perfecci¨®n, a su pasi¨®n por el juego como buenas artes. ?l sabe, como Benedetti, que el f¨²tbol tiene que rimar.
Viene Enzo
Y a ese maestro que vale por una historia le ha salido un ¨¦mulo, Enzo Zidane, que en el Alav¨¦s-Bar?a explic¨® destellos de lo que ha aprendido en casa. Eso es el f¨²tbol, lo dem¨¢s es administraci¨®n y dinero. Jeques mandando para que los entrenadores se callen. Ese gesto suyo en el manejo del bal¨®n hace que el f¨²tbol resuene como una pintura; obviamente, no se heredan las facultades, pero el aprendizaje del f¨²tbol evoca eso que dice Benedetti: codo a codo somos m¨¢s que dos. Y lo que ense?a Zinedine es que si te asocias eres mejor. Enzo pone su arte en beneficio de la asociaci¨®n.
El gran Iniesta
En ese ¨¢mbito del arte, el gran Iniesta no s¨®lo ha recibido el apoyo de sus compa?eros, para que no se vaya, sino que ha contado con la inteligencia del entrenador. Valverde lo puso el s¨¢bado hasta que fue tiempo de que en Vitoria, la tierra de Ernesto I el Prudente, lo ovacionaran. Si la directiva del Bar?a no incide en su torpeza, ah¨ª seguir¨¢, para bien de nuestros ojos. Iniesta tiene otros ¨¦mulos en el f¨²tbol espa?ol y mundial; aprendices que est¨¢n por todas partes, como los que tiene Zidane. Ver a Iniesta es reivindicar un modo del f¨²tbol. ?Viene Villa, con motivos, y no se queda Iniesta? ?Estamos locos o qu¨¦?