Italia y el refugio de Mireia
Dos veces se escuch¨® el himno italiano, que tiene la virtud de enardecer a sus atletas y de convocar a todos los espectadores. Los aficionados h¨²ngaros siguieron con palmas las notas del Fratellli d¡¯Italia, animados desde la cabecera del podio por Federica Pellegrini, ganadora de la final de 200 metros libres, una victoria con sabor muy especial: acababa de derrotar a Katie Ledecky, que no hab¨ªa perdido una final desde su victoria en los 800 metros libres de los Juegos de Londres 2012. Cinco a?os de ¨¦xitos constantes y de r¨¦cords monstruosos terminaron en Budapest.
La derrota de Ledecky, que por fin sufre la fatiga que afecta a todas las dem¨¢s, es una de las cimas de Pellegrini, que ha cubierto todos los ochomiles de la nataci¨®n. Aquella adolescente que entusiasm¨® con su tercer puesto en los Juegos de Atenas 2004 mantiene su fiereza competitiva, tan habitual entre los nadadores italianos.
Han pasado 13 a?os desde su presentaci¨®n en sociedad, y por medio ha logrado r¨¦cords mundiales, medallas de todos los colores y esta inolvidable victoria frente a Ledecky. La estadounidense fue segunda, con el mismo tiempo que la australiana Emma McKeon, la mejor representante de un pa¨ªs que atraviesa una crisis impensable. Hace dos a?os se supon¨ªa que llegaba la mejor generaci¨®n australiana de la historia, pero la realidad es decepcionante. Australia no domina, ni combate a los estadounidenses.
Pellegrini representa el car¨¢cter de Italia en las piscinas. Deber¨ªa de ser el espejo de Espa?a, pero no hay manera. Si en atletismo, los italianos han sufrido un deterioro grave, superior al espa?ol, sus nadadores mantienen un pabell¨®n que les proporciona fenomenales ¨¦xitos desde hace 40 a?os.
Desde Novella Calligaris, primera medallista ol¨ªmpica italiana (M¨²nich 72) hasta Pellegrini y Gabriele Detti, ganador de los 800 metros en una final que concedi¨® el tercer puesto a Gregorio Paltrinieri, los italianos pueden presumir de un nivel medio potent¨ªsimo y de una extraordinaria colecci¨®n de figuras: Novella Calligaris, Giorgio Lamberti, Stefano Batistelli, Filippo Magnini, Massimiliano Rosolino, Domenico Fioravanti, Alessia Filippi y un considerable etc¨¦tera de sensacionales nadadores.
No se trata de una gran y ef¨ªmera generaci¨®n, ni de una figura que deslumbra, pero que tambi¨¦n oculta el paisaje real, caso de Mireia Belmonte en Espa?a. Italia procura en cada ciclo ol¨ªmpico nuevos y espl¨¦ndidos nadadores. En Budapest ha comenzado a despuntar Nicol¨° Martinenghi, que ha logrado el r¨¦cord mundial junior en 100 braza.
La dependencia que tiene Espa?a con Mireia es cada vez m¨¢s exagerada. Lo que hace unos a?os se pod¨ªa interpretar como la locomotora que tirar¨ªa de la mediocre nataci¨®n espa?ola, se ha convertido en la excusa para tapar un fracaso creciente. Mireia, que hoy disputar¨¢ la final de 200 mariposa, saldr¨¢ de los Mundiales con dos, tres o cuatro medallas. Es una figura de proporciones hist¨®ricas, no s¨®lo para la nataci¨®n espa?ola, pero Mireia no puede ser utilizada como el dedo que tapa el sol.