Los gigantes por los que trasnoch¨¦
Fue una noche m¨¢gica en las alturas de Barcelona. Y me refiero a la emoci¨®n que corri¨® por mis venas ¡®vintage¡¯ cuando me encontr¨¦ con Epi (?leyenda!), Romay, Iturriaga, Llorente, Beir¨¢n, Arcega, Margall, ¡®Lagarto¡¯ De la Cruz o Soloz¨¢bal. Gente grande, en el sentido literal de la palabra y en el humano. Ellos nos hicieron creer a una legi¨®n de adolescentes que hab¨ªa vida m¨¢s all¨¢ del f¨²tbol. Ellos lograron que en aquel verano inolvidable del 84 cambi¨¢semos los decibelios de las discotecas por el sonido de la plata ol¨ªmpica labrada tras nuestro primer gran triunfo sobre Yugoslavia. Jugar la final con la tropa de Michal Jordan fue un premio cuyo desenlace ya era conocido. Pero la proeza ya estaba firmada. Dejaron huella. Y con ellos creci¨® una legi¨®n de fieles al deporte de la canasta. Espa?a pas¨® por el aro gracias a ellos...
Pero no fue una medalla aislada producto de una gran generaci¨®n de jugadores. La semilla estaba sembrada y bien que lo record¨¦ cuando me abrac¨¦ a Garbajosa y Carlos Mart¨ªnez. Dos de nuestros estandartes de la plata ol¨ªmpica de Pek¨ªn 2008. Nunca pusimos a los chicos del Dream Team en mayores apuros que en aquella final en la capital china. A falta de un minuto, ah¨ª les ten¨ªamos. Fruto de una generaci¨®n que parec¨ªa producto de un ¡®baby boom¡¯ programado. Pau Gasol desterr¨® para siempre los complejos. De nuevo dejamos huella.
La foto de familia de Montjuic fue el aperitivo perfecto para dignificar un deporte que ha logrado lo m¨¢s dif¨ªcil. Que en cada cita ol¨ªmpica los partidos de la selecci¨®n de basket sean lo m¨¢s visto, lo m¨¢s reclamado, lo m¨¢s publicitado. Puede no interesar la Liga ACB (de hecho, no interesa con el actual formato), pero cuando juega la Selecci¨®n y salen por la pantalla amiga de TV los aros ol¨ªmpicos, toda la familia se arrima a ver qu¨¦ pasa. Ahora tambi¨¦n se nos han incorporado nuestras chicas, que en R¨ªo se metieron en la final ante las americanas? con una fiereza que nos conmovi¨® a todos. El olimpismo espa?ol s¨®lo tuvo un lugar negro en Barcelona 92: el equipo masculino de basket. Pero esa herida est¨¢ curada con creces. S¨®lo recordamos alegr¨ªas. Gigantes.