Madrid y Atl¨¦tico, a la vista de Europa
Madrid est¨¢ de fiesta, fiesta de f¨²tbol. Ninguna otra ciudad puede presumir de haber monopolizado dos finales de Champions, ninguna ha tenido tampoco dos veces semifinalistas enfrentados. La primera fue, ya saben, en el 59, as¨ª que esto habla de una rivalidad sostenida en el tiempo y que se resiste a morir. En estos ¨²ltimos a?os se ha venido cruzando el Bar?a en este pleito familiar, hasta convertirse en la primera obsesi¨®n del Madrid, pero el Atl¨¦tico se ha repuesto y aquella vieja rivalidad est¨¢ viviendo episodios formidables. Esa intensidad del pleito local no se sustituye con nada. La emoci¨®n de una noche as¨ª es singular.
El Atl¨¦tico llega firme, aunque depauperado en un puesto, el lateral derecho, donde tiene averiados a los dos especialistas y al improvisado Gim¨¦nez, que resulta bien donde le pongan. Un mal problema para el Atl¨¦tico, ya que esa es la zona por donde amenaza Marcelo. El resto del equipo tiene la firmeza acostumbrada, empezando por la porter¨ªa, donde Oblak es una garant¨ªa. Griezmann pone el filo en un Atl¨¦tico compacto, que no regala nada y que sabe penalizar el fallo del rival cuando lo hay. Simeone mantiene a todos sus jugadores comprometidos con el modelo. Hoy su preocupaci¨®n ser¨¢ parar a los laterales y a Modric.
En el Madrid falta Bale, lo que, aunque est¨¦ mal decirlo, no lamentar¨¢ nadie. Si acaso, Florentino, que gusta en estas ocasiones de lucir al m¨¢ximo su modelo ¡®star system¡¯. Se supone que saldr¨¢ Isco, aunque cualquier soluci¨®n es buena. El Madrid est¨¢ en tr¨¢nsito del modelo de estos a?os, con aquel Cristiano chup¨®n y huracanado en la izquierda, a un nuevo dise?o del ataque que no termina de aparecer. Pero mantiene una facilidad para marcar aun cuando no juegue bien que todos le envidian. Y ahora el gol no corre tanto de cuenta de los de arriba, sino que est¨¢ repartid¨ªsimo, lo que hace m¨¢s dif¨ªcil controlarlo.