Yo escrib¨ª en el n¨²mero 1... y a¨²n puedo contarlo
Cuatro de diciembre de 1967. Rafael Rienzi me llama a su despacho. ¡°Ma?ana empieza el peri¨®dico. T¨² tienes que ir a Barajas a recibir el equipo de Copa Davis que viene de Johannesburgo, y adem¨¢s tienes que conseguir que Santana te firme un aut¨®grafo para el peri¨®dico¡±. Me emocion¨® el encargo.
Cinco de diciembre de 1967. Como hac¨ªa algunas ma?anas voy a la calle Luna, donde est¨¢ la Pensi¨®n ¡°La Estrella¡±, a desayunar con mis amigos Jaume Palou, Xisco Balaguer, Joan Bauz¨¢, Miquel Pieras y Miquel Moreno componentes de un grupo mallorqu¨ªn llamado ¡°Los Beta¡± que tocaban todas las tardes en la Salas Imperator y Paraninfo, y por las noches en el cabaret Casablanca. ¡°Hoy empiezo a trabajar en un diario que se va a llamar ¡°AS¡±. Ahora tengo que ir al aeropuerto a esperar a Manolo Santana¡±, les cont¨¦ todo orgulloso. Miquel Moreno, el cantante, quiso venir conmigo y pag¨® el taxi hasta Barajas. Yo me hab¨ªa puesto el ¨²nico traje y la ¨²nica corbata que ten¨ªa, regalo del que era mi director en ¡°Informaciones¡± Lu¨ªs Fernando Band¨ªn Ramos.
Seis de diciembre de 1967. Casi no dorm¨ª de toda la noche. Desde que Juan Antonio Samaranch puls¨® simb¨®licamente el bot¨®n que pon¨ªa en marcha la rotativa, hasta que en un kiosco de prensa de la Gran V¨ªa tuve f¨ªsicamente el ejemplar n¨²mero 1 en mis manos no respir¨¦ tranquilo. No me cansaba de mirar y admirar la portada con el aut¨®grafo de Santana que resaltaba. ¡°Saludo a toda Espa?a a trav¨¦s del primer n¨²mero de ¡°AS¡±. Manolo Santana¡± y la imagen del tenista a hombros de sus incondicionales. Dentro, cuatro p¨¢ginas firmadas por m¨ª: las dos dedicadas a Santana con el habilidoso t¨ªtulo de ¡°Lleg¨® ¡°AS¡± Manuel¡±, y otras dos (bueno: siete columnas) de la primera de mis muchas series en el peri¨®dico, ¡°F¨²tbol tragedia¡±, hablando del accidente a¨¦reo del Torino en Superga y anunciando el siguiente cap¨ªtulo ¡°?El Manchester no se rinde!¡±. Me pas¨¦ el d¨ªa alertando a todo el que conoc¨ªa anim¨¢ndole a comprar el peri¨®dico y llam¨¦ al ¨²nico tel¨¦fono que hab¨ªa en mi pueblo, Consell, para que avisaran a mi padre. Por la noche, en la redacci¨®n, Fernando Vadillo, que hab¨ªa vuelto de su viaje a Viena, me firm¨® en la portada.
Guardo este primer ejemplar en casa, con el impagable aut¨®grafo de Fernando Vadillo en la portada, y hoy, cuando han transcurrido casi cincuenta a?os de ello, no puedo dejar de pensar en los pioneros de aquella hermosa aventura que ya no est¨¢n entre nosotros, empezando por sus ¡°pilotos¡± Lu¨ªs Gonz¨¢lez de Linares, Rafael G¨®mez Redondo ¡°Rienzi¡± y Manuel Sarmiento Birba, y siguiendo por redactores y colaboradores del prestigio de Fernando Vadillo, Jos¨¦ Mar¨ªa Ru¨ªz ¡°Chema¡±, Juan de Diego, Angel Bittini, Ventura Gil de la Vega y Carlos Jim¨¦nez. Bueno, en realidad de los que firmaron en aqu¨¦l inolvidable primer n¨²mero ya vamos quedando pocos: Lu¨ªs Arnaiz, Ram¨®n S¨¢nchez, Javier G¨¢lvez, Antonio Daza, Martin Tello, Sim¨®n Rufo, Hebrero San Mart¨ªn y, con achaques, yo mismo¡que a d¨ªa de hoy podemos contarlo.