549¡± con Neymar reinando en la tormenta
Alguien ha echado la cuenta: entre el golpe franco de Neymar, que limpi¨® las telara?as, y el gol ag¨®nico de Sergi Roberto transcurrieron 549 segundos. Cuando Neymar iba a tirar, el partido estaba 3-1 y nadie pensaba ya en algo m¨¢s que en mejorar el resultado. 549 segundos despu¨¦s, el Bar?a ganaba 6-1, hab¨ªa completado una remontada sin precedentes en la historia y el estadio estaba en ¨¦xtasis. Ninguno de los que acudieron a aquello podr¨¢ compararlo con nada. Fue, en versi¨®n mejorada, como aquel milagro del Manchester United ante el Bayern, con dos goles en el descuento de una final de la Champions, curiosamente tambi¨¦n en el Camp Nou.
Recuerdo una entrevista de Woody Allen en el dominical de L¡¯Equipe. Dec¨ªa que le gustaban el cine y el teatro, porque eran capaces de transportarle, de meterle de lleno en el argumento. Pero que el deporte ten¨ªa algo que jam¨¢s podr¨ªan conseguir ni el cine ni el teatro: la capacidad para cambiar bruscamente el curso de los acontecimientos, de retorcer el gui¨®n, de provocar un vuelco completo al argumento. Cuando eso pasa, el efecto resulta realmente m¨¢gico. Y ese es, s¨ª, el principal valor del deporte como espect¨¢culo, y en especial del f¨²tbol, que es el m¨¢s imprevisible de todos. De eso disfrutaron 80.000 asistentes al Camp Nou. Un privilegio.
Hay que honrar a Neymar como protagonista estelar. ?l provoc¨® la tormenta y luego rein¨® en ella. Dio nueva vida con su golpe franco, transform¨® un penalti de alt¨ªsimo voltaje (obsequio de Aytekin, atrapado por el ambiente) y le puso a Sergi Roberto en la punta de la bota el gol final. No me quiero olvidar de Ter Stegen, que se fue arriba con todo, ayudando a agitar el trance, y en el campo contrario porfi¨® como un medio centro de quite y rob¨® ese ¨²ltimo bal¨®n del que luego, tras regate y pausa, hizo tan buen uso Neymar. Todo un vendaval de ilusi¨®n y de pasiones, que hacen de ese lapso de tiempo algo ¨²nico en la historia del Camp Nou.