El &diez* dej車 ver su ambici車n
James habl車 claro. Rompi車 las reglas de etiqueta de la fiesta porque su situaci車n dej車 de ser anecd車tica para tornarse preocupante. Primero Ben赤tez, luego Zidane (sustentados en sus malas decisiones) lo relegaron a ser un jugador de tercera l赤nea del club m芍s grande del mundo, que puede ser mucho, pero tambi谷n nada. El f迆tbol es de pruebas constantes y la vida en tiempos de Ancelotti, ahora un espejismo. El volante ten赤a que convencer a su jefe de que es lo suficientemente bueno para ser parte de sus elegidos y fall車 con la peor nota. Brillar en el Madrid no es cualquier cosa, pero James tampoco es Freddy Rinc車n ni mucho menos Edwin Congo.
M芍s all芍 de la titularidad del colombiano, Zidane no ha dejado claro cu芍l es su estilo. Las soluciones del equipo en el campo pasan m芍s por la voluntad y categor赤a de sus jugadores que de una apuesta t芍ctica o estrat谷gica. Y por supuesto, a James no lo echan de menos. La suerte del t谷cnico franc谷s y su Madrid lo condenaron al olvido. La capacidad del m赤ster est芍 respaldada en los t赤tulos y sus 37 partidos seguidos sin perder, mientras que los juicios al jugador s車lo pod赤an rebatirse en una zona mixta, como pas車. El 10 finalmente dej車 ver que tiene ambiciones y eso se aplaude. Por m芍s c車modo que sea un banquillo, nunca deja de ser un banquillo...