Aquellos dos goles de vaselina
No olvidar¨¦ jam¨¢s la portada del AS del d¨ªa siguiente: ¡®San Jordi Blanco¡¯. Aquel 23 de abril de 2002 quedar¨¢ para siempre en la memoria de todo el madridismo. Se gan¨® con autoridad y buen juego. Y dos goles de vaselina. Zidane y McManaman. Bonano puede dar fe de ello. Tambi¨¦n Del Bosque, que hizo un planteamiento magistral. Aline¨® una defensa de cinco atr¨¢s (Salgado, Helguera, Hierro, Pav¨®n, Roberto Carlos), con Makelele por delante haciendo de Casemiro de primera generaci¨®n. Un muro insalvable para el Bar?a. En la medular, Guti, Solari y Zidane pusieron el talento al servicio de Ra¨²l.
Macca, como se le conoc¨ªa al ingl¨¦s de la sonrisa perenne, salt¨® al campo a diez minutos del final (por Solari). El Cl¨¢sico ya marchaba 0-1, con esa vaselina prodigiosa de Zizou a Bonano que fue el aperitivo del marsell¨¦s de la Novena en Glasgow, que llev¨® su sello y r¨²brica con aquel golazo picassiano al Bayer Leverkusen. Volvamos a Macca. En el descuento hizo el 0-2 para terminar de silenciar a un Camp Nou en el que ya s¨®lo se o¨ªan las gargantas de los 4.000 madridistas que hab¨ªa en las gradas. Muchos de ellos pertenec¨ªan a las pe?as de Catalu?a. Para ellos fue la noche de sus vidas. Imposible de olvidar. San Jordi Blanco.